Las uvas pasas, como su nombre indica, son uvas pasadas, secas, deshidratadas, ya que simplemente se dejan a secar hasta que se queda un fruto dulce y de color oscuro.

Comer cada día un puñado de uvas pasas ayuda a eliminar toxinas

Este tipo de fruto mucha gente lo asocia con los frutos secos, aunque en esencia no dejan de ser una fruta y conservar parte de los beneficios que nos brindan las uvas. A pesar de todo, las pasas no son muy apreciadas por todos, ya que muchas personas las desechan sin saber lo beneficiosas que pueden resultar para su organismo.

Los beneficios de las pasas de uva incluyen alivio de estreñimiento, acidosis, anemia, fiebre y disfunción sexual. Las pasas también se han conocido para ayudar en los intentos para subir el peso en forma saludable, así como su impacto positivo en la salud de los ojos, cuidado dental y calidad ósea.

Por su valor nutricional, se recomiendan como un aperitivo, tanto para el control de peso como para mantener la salud, ya que ayudan al control de la glucosa, el buen funcionamiento del sistema digestivo, prevenir enfermedades cardiovasculares, estimular el sistema inmune y regular la presencia del colesterol malo. Son además ricas en antioxidantes que ralentizan el envejecimiento celular.

Ideales por la mañana

Su contenido en tiamina es importante en el metabolismo de los hidratos de carbono, con un papel esencial en el funcionamiento del corazón, del sistema nervioso, la formación de sangre nueva y el aparato digestivo. Incluye además vitamina K que participa en la coagulación, regula el metabolismo de los huesos y el músculo permitiendo la unión del calcio.

Expertos aseguran que comer cada día un puñado de uvas pasas en remojo cada mañana, sobre todo en ayunas, es un remedio tradicional muy adecuado para la eliminación de toxinas. Este alimento destaca especialmente por su contenido en bioflavonoides, los cuales protegen a nuestras células de la acción negativa de los radicales libres. Por lo tanto, las uvas pasas nos ayudan a prevenir la aparición de enfermedades crónicas o graves, como por ejemplo el cáncer, así como las enfermedades cardiovasculares.

A pesar de sus beneficios, un consumo elevado de frutos secos aumenta la posibilidad de caries y, en general, resultan más indigestas que las frutas frescas.