Usar pimiento en nuestras recetas es toda una tradición de nuestro país. Y es que carnes, pescados, pastas, arroces, ensaladas… todo queda bien con el sabor y la textura de los pimientos. Pero así como nos animamos a probar nuevas técnicas y recetas, por qué no hacerlo con la guarnición de nuestra cocina por excelencia.
La salsa de pimientos es una buena forma de añadir este alimento a nuestras recetas
La salsa de pimientos, por ejemplo, es todo un manjar. Muy utilizada para regar pimientos rellenos, no tiene ningún misterio y presenta un sabor intenso único. Prepararla no lleva más de cinco minutos.
Basta con pochar cebolla picada, añadir medio vaso de vino de cocina y dejar que reduzca. Añadir después, tomate frito y pimientos rojos troceados, dejarlo 5 minutos al fuego, salpimentar y añadir la nata líquida. Se pasa todo por la batidora y el resultado es una salsa perfecta para regar pimientos rellenos, pescados suaves, cortes de carne o incluso unas patatas fritas.
Aunque si queremos hacer de los pimientos los grandes protagonistas del plato, otra forma es preparar una crema de pimientos. En este caso se utilizan también pimientos rojos. Se puede usar la variedad que se prefiera, al igual que en la salsa.
En este caso se pone en una olla mantequilla o aceite de oliva, y se echan los pimientos troceados, cebollas y ajo, y se deja sofreír hasta que quede bien pochado. Se vierte caldo de pollo y se deja reposar a fuego medio, alrededor de media hora. Se pasa por la batidora, se cuela y se vuelve a echar a la olla para agregar la nata y salpimentar.
Recetas con pimientos, también dulces
Pero quién dijo que los pimientos se disfrutan solo en versión salada. Dándoles una esencia más dulce, podemos elaborar una exquisita mermelada de pimiento con la que acompañar tablas de queso, tostas o incluso tacos de carne o pescado, a los que aporta un fino toque de restaurante.
Para prepararla, limpia y corta los pimientos en daditos y añádelos a una olla, a fuego medio, con azúcar, agua y vinagre de vino blanco. Deberán estar al fuego hasta que estén bien blandos, que es cuando se tritura para crear una crema suave. Recuerda quitar el exceso de agua que haya podido quedar, para conseguir una buena textura de mermelada y para eliminar las pieles que suelen quedar, lo mejor es colarlo. A la hora de conservarlo se pueden reutilizar botes de mermelada.