Los macarrones, el pollo y los dulces son alimentos que relacionamos sin dudar con los más pequeños, cuando en realidad no es del todo cierto. El estudio realizado entre la población infantil de Italia, Estonia, Chipre, Bélgica, Suecia, Alemania, Hungría y España determina que aunque a menudo se tiende a pensar que los niños comparten una predisposición común hacia las grasas y los azúcares, los pequeños originarios de diferentes países no tenían de ningún modo preferencias similares.
Las preferencias del sabor se dan a veces por diferentes factores culturales, por lo que la geografía influye en el gusto
Más del 70 % de los niños alemanes prefirieron las galletas con grasas añadidas, frente a solo el 35 % de los chipriotas. Por el contrario, la mayoría de los alemanes prefirieron el zumo de manzana básico, mientras que los niños suecos, italianos y húngaros se decantaron por la opción con azúcares o aromas añadidos.
“Esto implica que las preferencias de sabor están influidas por factores culturales, pero también observamos que estos gustos se desarrollan de forma similar a medida que los niños se hacen mayores”, afirma Anne Lanfer, autora principal del estudio e investigadora en el Instituto de Epidemiología y Prevención de Bremen (Alemania). Así, en los ocho países los niños mayores tenían una mayor preferencia por el azúcar y la sal que los pequeños.
En cuanto a los niños españoles, el 60% se decantó por el zumo de manzana con azúcar añadido. Con respecto a las galletas, el 62% prefirió la galleta con grasa añadida y el 70% eligió aquella con sal añadida con respecto a la básica. "Cabe destacar que los niños españoles fueron los que se decantaron en mayor grado por el sabor umami (el conocido como ‘quinto sabor) en comparación con el resto de niños europeos", estima Bel-Serrat.
Sin relación
El equipo de investigación también valoró si los gustos variaban según el género del niño, su umbral de percepción de los sabores, el nivel educativo de los padres, los patrones de alimentación durante la edad temprana, el tiempo dedicado a ver la televisión y el uso de alimentos como recompensa por parte de los padres.
Los resultados mostraron que no existía relación entre estos factores y la preferencia por el azúcar, la grasa, la sal y el umami entre los niños; a pesar de que se les había atribuido previamente una influencia en las preferencias de sabor.