Los colores de los alimentos no son una mera decoración de la madre naturaleza. El tono que presentan las hortalizas, por ejemplo, ya dan una pista a simple vista de alguno de sus componentes, por lo que también nos sirve de ayuda para saber cuál es el mejor método de cocción para respetarlo al máximo.
Para preservar el color de los alimentos morados lo mejor es cocinarlos con un chorrito de limón
Por ejemplo, los vegetales verdes deben su color a la clorofila, sustancia que se disuelve al cocinarse en agua. Para conservar su color y conseguir un resultado atractivo, lo mejor es optar por cocinarlos al vapor o, en caso de hervirlos, en agua hacerlo con mucha sal y después sumergirlos en agua muy fría.
Además, los alimentos ácidos pueden estropear también el color de las hortalizas verdes, por lo que si, por ejemplo, vas a hacer brócoli y le quieres dar sabor con un chorrito de limón, hazlo cuando ya esté cocinado.
Un color que también se pierde con mucha facilidad cuando se cocinan los alimentos es el morado. Las berenjenas o zanahorias moradas están cargadas de antioxidantes y antocianinas, sustancias hidrosolubles. En este caso, sucede lo contrario: si se van a cocinar en agua se recomienda que se añada alguna sustancia ácida como vinagre o limón.
Alimentos de color rojo y naranja
En cambio, si los alimentos presentan los colores naranja o rojo los responsables de ello son los carotenoides. En este caso estamos de enhorabuena, ya que los colores soportan muy bien cualquier tipo de cocción. Claro ejemplo de ello son las zanahorias o pimientos, que aunque puedan variar un poco su tono, siguen presentando un color intenso.
Por otro lado, la betaina es la responsable del color de las remolachas. Esta sustancia es sensible tanto al contacto con el agua como con el calor, por lo que si se quiere mantener el color se debe tener el mismo cuidado que con los alimentos morados.
En cuanto a los alimentos blancos, como la cebolla o el puerro, se decoloran en cuanto son cortados o picados por lo que es recomendable bañarlas en una sustancia ácida como limón si se van a comer en crudo o se van a reservar para cocinar más tarde.