La preparación del risotto entraña algunos errores que la gente comete sin ni siquiera darse cuenta y después se sorprenden al encontrarse con un resultado que no era el esperado.

Un error habitual al hacer risotto es remover demasiado el arroz y éste queda pegajoso

La sobrecocción puede ser uno de los errores más extendidos. Es cierto que el risotto debe presentar una textura cremosa, lo cual no hay que confundir con pastosa. Si lo cocinamos demasiado tiempo, el arroz se empezará a deshacer y obtendremos una textura de arroz con leche poco deseable. El risotto perfecto es cremoso pero con el grano al dente.

Otro de los errores que se cometen al cocinar risotto es remover demasiado el arroz, al hacer esto lo que estamos haciendo es propiciar la entrada de aire en la mezcla, lo cual deriva en un resultado más bien pegajoso. Lo ideal para evitar este efecto y que el arroz no se pegue es hacerlo a fuego medio y revolviendo de vez en cuando, pero sin abusar. Recuerda que aunque se deba hacer a fuego lento, si se pone muy bajo nunca se terminará de hacer, por lo que tampoco conviene utilizar la intensidad mínima.

En este sentido, otro error garrafal es echar todo el caldo de una vez. El risotto es un plato que requiere de tiempo y mimo, por lo que lo ideal es ir echando el caldo poco a poco, de forma que los granos de arroz puedan ir absorbiendo el caldo con tiempo y no llegue a hervir, ni se evapore.

Además, si echamos el caldo frío o a temperatura ambiente estaremos cortando el proceso de elaboración cada vez que lo añadamos, por lo que lo mejor es tenerlo ya caliente preparado en una olla o calentarlo un poco en el microondas antes de añadirlo.

Otros errores al hacer risotto

El resto de ingredientes que no sean arroz conviene hacerlos aparte. Un error muy común es echar las verduras u hongos al arroz para que se hagan juntos, pero cada alimento tiene su tiempo de cocción, y de esta forma corremos el riesgo de que se hagan demasiado. Lo mejor es prepararlo por separado y añadirlo cuando el arroz esté listo.