“Esto es un bodrio” o “ese está a la sopa boba”. ¿Cuántas veces hemos escuchado estas frases que son parte de nuestro acervo cultural? Las dos expresiones están unidas y tienen hondas raíces en el tiempo ya que provienen aquí desde aproximadamente el siglo XV y mucho antes en Esparta.
La sopa boba tenía en un principio más condimento que el bodrio
Según el diccionario de la RAE, bodrio es un caldo con algunas sobras de sopa, mendrugos, verduras y legumbres que de ordinario se daban a los pobres en las porterías de algunos conventos. También indica que es “una cosa mal hecha, desordenada o de mal gusto”. Tiene otras dos acepciones más.
Por ejemplo, el bodrio es un guiso mal aderezado, siendo también “sangre de cerdo mezclada con cebolla para hacer morcillas”. Los ciudadanos de Esparta solían comer en comedores públicos desde su adolescencia hasta su senectud. El Estado les daba una paga por ser ciudadanos y parte de ella era destinada a la comida. Su plato principal era bodrio, caldo negro, compuesto por sangre de cerdo con verduras y algo de carne mezclado todo con vinagre para que no cuaje.
El sabor de ese bodrio debía ser muy fuerte, algo lejos de la suavidad que tienen las morcillas de Beasain o de algunas realizadas con arroz. En el Camino de Santiago se ofrecía a los peregrinos menos pudientes. El bodrio era el caldo de los peregrinos que ofrecían en las puertas de los conventos. Ese bodrio posteriormente pasó a llamarse “sopa boba”.
La sopa boba era un sopicaldo, con huesos y despojos, con mendrugos de pan duro picados, con vinagre y sal. Según cómo eran los conventos el comensal se podía encontrar en su escudilla algún trozo de tocino y alguna hortaliza.
La entrega de este caldo se fue popularizando por toda España, entregándose gratuitamente, por lo que según algunos autores contribuyó a transformar el rango de la mendicidad hasta elevarla al nivel de medio de vida decoroso. Basta pensar en la ley que se promulgó en 1540 en la que se prohibía la mendicidad a quien no hubiese sido examinado de pobreza.
Bodrio en escudillas
En las novelas de Pío Baroja, la trilogía “La lucha por la vida” hay numerosas referencias a la vida que llevaban los mendigos madrileños, que alternaban la mendicidad con la “sopa boba” que les daban en los conventos. De ahí viene la expresión “vivir a la sopa boba” refiriéndose a alguien que no trabaja.
Esas épocas de hambre, de hambruna generalizada en el Siglo de Oro que hacía que la práctica totalidad de los mortales que habitaban la península soñaran con caldos grasientos y reconfortantes, con grandes pedazos de carne…, algo similar al bocadillo con el que soñaba Carpanta.