Latas de pescado en conserva

El atún rojo, un ejemplo de pescado en conserva que es una delicatesen [Foto: diariovasco.com]

Calidad

Hay latas de pescado en conserva que son verdaderas delicatesen

Las latas de conserva de pescado ofrecen gratas sorpresas en lo que a su contenido de alto nivel se refiere. El abanico de opciones es muy amplio

diariovasco.com | 13/10/2015 |

Son una inmensa variedad de pescados los que nos podemos encontrar en las latas de conserva. Habitualmente el consumo se suele mover en el bonito, las sardinas, los mejillones y poco más. Pero hay, dentro de esas latas, auténticas delicatesen elaboradas de forma artesanal y utilizando productos de primera calidad.

Las latas de pescado en conserva no necesitan preparación ni refrigeración

Melva, huevas, zamburiñas…, pescados y moluscos que de una fábrica a otra varían ligeramente en su sabor dependiendo del proceso de elaboración. Las latas tienen algo fantástico: no necesitan preparación, tampoco refrigeración (a excepción de las anchoas, que son una semiconserva) y se abren fácil. Bueno, se abren fácil ahora, porque primero se inventaron las latas de conserva y bastante años más tarde se inventó el abrelatas.

A los más pequeños les suelen encantar. Además, es una magnífica manera de introducirles el pescado en su dieta. Nada mejor que un bocadillo de bonito o de sardinas a media tarde. Y es que algo que tienen todas las conservas de pescado es su gran aporte de calcio, sobre todo las sardinas, ya que en el proceso de calentamiento que tienen la espina se reblandece y pasa el calcio a su carne. Se queda tan blanda la espina que se come perfectamente.

También tienen altos niveles de hierro, fósforo y magnesio, al igual que vitaminas de los grupos A, D y B. Si es pescado azul el que nos vamos a comer, cuenta con una gran presencia de Omega 3 y, además, gran fuente de vitamina D –importante para asimilar el calcio que consumimos en los alimentos-, vitamina que también se absorbe por medio de los rayos de sol.

Parece ser que el aceite en el que se encuentran dentro de la lata no influye en el sabor del ingrediente. Lo más habitual es en aceite de soja porque es el más barato, aunque también aparece con aceite de girasol y oliva. También suelen aparecer en salsa de tomate…

Las latas hay que guardarlas en lugares frescos, alejadas de las fuentes de calor. Si no consumimos una lata entera lo mejor es pasar a un tarro de cristal aquello que no nos hemos comido y guardarlo en el frigorífico hasta una mejor ocasión.

Inventar la conserva

Quién le iba a decir a Nicolás Appert, a finales del siglo XVIII, cuando decidió presentarse a un concurso impulsado por Napoleón para premiar con 12.000 francos de los de entonces a aquél que inventara un procedimiento para preservar los alimentos durante mucho tiempo y que no perdieran sus cualidades. A Napoleón lo que le interesaba era dar de comer a sus tropas que estaban desabastecidas en el frente ruso.