Los ajos chinos están cada vez más presentes en nuestros mercados, y no siempre es sencillo saber cómo diferenciar los ajos chinos de los cultivados en España. En la era donde podemos encontrar productos de cualquier otra parte del mundo, no es de extrañar, más teniendo en cuenta que los ajos chinos han tenido una entrada un tanto silenciosa, pero al final están posicionados en multitud de establecimientos. Estos ajos no son malos, pero tienen características diferentes a los que solemos cocinar.
El ajo chino suele ser más insípido y tiene peor conservación que el morado
China es el primer productor de ajos del mundo. Son fácilmente reconocibles por su color blanco y su tamaño, más grande que el denominado ajo español. Son reconocibles también por un dato significativo: su precio. Son más baratos.
Cómo diferenciarlos
Ajos blancos que no proceden de China también los podemos encontrar con facilidad en las estanterías de las tiendas. El ajo chino tiene un nivel de conservación más bajo, dado que desde que se recolecta hasta que llega aquí y se vende, pasa mucho tiempo. Su parte exterior suele ser blanca con pequeñas estrías, irisaciones moradas. La piel del interior es blanca.
El denominado ajo morado español tiene también la piel exterior blanca, pero la piel interior, la de los dientes, es morada. Hay lugares casi míticos para este producto, como Las Pedroñeras, en Cuenca, o Montalbán, en Córdoba. En Castilla La Mancha hay alrededor de 15.000 hectáreas dedicadas a su cultivo, lo que suponen unas 85.000 toneladas.
Si bien se diferencia por el color de la piel, también se diferencia por el color de la carne. Los ajos que se cultivan por aquí tienen un color blanco-amarillento, marfileño. Además, su olor es más poderoso, más fuerte.
Y por lógica, su sabor también. Por lo que se refiere al precio son algo más caros que los traídos del continente asiático, pero se utilizan menos. Es una de las diferencias fundamentales, el ajo chino suele ser más insípido, con menos fuerza, por lo que se suelen utilizar más para cocinar.
Desde el comienzo de la historia el ajo ha sido un producto muy considerado. La alicina que posee tiene propiedades vasodilatoras, por lo que ayuda a controlar la hipertensión y previene las enfermedades cardíacas. Es diurético y tiene efectos bactericidas y antisépticos.
Limpia heridas
En la Primera Guerra Mundial se utilizaba para desinfectar heridas. Las limpia y previene la superación. Lo que no hace es regenerar el tejido dañado. Con anterioridad también se usaba. Así, se han encontrado ajos en la tumba del faraón egipcio Tutankhamón.
El historiador griego Herodoto indicó que en una pirámide estaba anotado cuánto se gastó en rábanos, cebollas y ajo para los obreros que la construían, aunque no hay certeza de ello dado que no se ha encontrado ninguna inscripción de estas características. El cocinero Alain Ducasse, por su parte, indicaba que es el patriarca de todos los condimentos.