Y es que bimi y brócoli están directamente emparentados. El bimi es un cruce natural del brócoli y de la col china. Las dos plantas son crucíferas, del grupo ‘Brassica oleracea’. La compañía japonesa Sakata Seed Company produjo semillas de este híbrido y poco después el producto fue puesto a la venta por otras compañías.

El bimi tiene un sabor suave y dulce que recuerda al del espárrago

Hay lugares, como por ejemplo Japón, donde se le llama ‘Asparation’ –que además es una marca registrada- dado que en los primeros test les recordaba el sabor de los espárragos verdes. En los Estados Unidos, como en muchos países anglosajones, se le llama ‘broccolini’ o ‘brócoli baby’.

Su sabor es suave y dulce, recordando al espárrago. Mientras el brócoli tiene el tallo gordo y pequeño, con un gran florete, el bimi tiene el tallo alargado y su florete es más pequeño, por lo que puede manejarse fácilmente en la plancha. Es más estilizado.

Ese florete, esas flores verdes del bimi, tienen mayor contenido de fibra, proteínas y minerales que el brócoli que vemos habitualmente. Dada la pasión por la comida sana, por la comida orgánica, ésta es una de las razones por las que está teniendo éxito, ya que es fuente de elementos nutricionales.

El bimi completo, es decir el tallo más el florete, mostró en algunos nutrientes niveles más bajos que el brócoli debido a la preponderancia de su tallo, que no cuenta con tantas ventajas nutricionales. Su precio es más alto, más caro que el brócoli normal, rondando los diez euros el kilo.

¿Cómo tomar el bimi?

Se suele comer a la plancha, al vapor, escaldado, en tempura o crudo en ensalada, ya que los tallos no son duros, no son correosos, a excepción del último centímetro. Combinan con otros vegetales o sirven perfectamente como guarnición de pescados y carnes, aportando un magnífico color en el plato. En los países sajones les gusta tomarlo pasado por mantequilla o aceite con ajo, apenas frito.

Una de las características que tiene es el tiempo que el bimi puede guardarse, una vez comprado, sin estropearse, en relación con otros productos que suelen ser más delicados. Fácil más de diez días en el frigorífico.