Conservas Ana María ha vuelto a ganar en la Feria de la Anchoa de Santoña, conocida como la ‘olimpiada’ de la anchoa. Lo ha hecho, además, por segundo año consecutivo. Una cata ciega entre expertos decide cada año el ganador de la Feria de la Anchoa de Santoña, en la que participan buena parte de los fabricantes del Cantábrico.
Y, por segundo ejercicio consecutivo, la elegida por el jurado ha sido la presentada por Conservas Ana María, una empresa familiar santoñesa fundada en 1996, que ha apostado claramente por la calidad.
En la conservación de estas anchoas de altísima calidad sólo interviene la sal y el aceite de oliva
No es fácil ganar en esta especie de ‘olimpiada’ de la anchoa, y todos los fabricantes son conscientes de que menos fácil aún es repetir victoria, por lo que Ana María Fernández, copropietaria de Conservas Ana María, parecía aún más emocionada que el año pasado, cuando el jurado también se decantó por sus anchoas.
Esta semiconserva del bocarte se ha convertido en un producto de prestigio, siempre que esté elaborado con bocarte del Cantábrico y con los procedimientos artesanales tradicionales.
Y son estas calidades premium, las de más alto valor, las que compiten en Santoña, ya que la mayor parte de sus fabricantes son de la zona, algunos de ellos descendientes de los italianos que a finales del siglo XIX y comienzos del XX introdujeron esta forma de conservación, absolutamente natural, ya que solo interviene la sal y el aceite de oliva.
En esta ocasión, el jurado de la Feria de la Anchoa de Santoña felicitó a los participantes por la “altísima calidad” presentada y la empresaria ganadora, Ana María Fernández, a su vez, trasladó la felicitación del triunfo a sus trabajadoras, a las que consideró responsables del éxito.
Una apuesta por la calidad
Conservas Ana María se hizo un hueco en el sector gracias a sus productos de calidad y a sus iniciativas dirigidas a que el consumidor reconozca el valor de este producto, típicamente cántabro.
El año pasado rompió moldes al presentar una serie limitada envasada en la que denominó ‘la lata más bonita del mundo’, decorada por una diseñadora y preparada que el consumidor diese otros usos al envase una vez consumidas las anchoas.
No obstante, su director comercial, Juan Fernández, enfatiza que en esta actividad no son posibles muchas innovaciones ni hay secretos: “Nuestra receta es comprar cuando hay que comprar y con la máxima frescura; elaborarlo nosotros mismos en Santoña, como se ha hecho siempre, y venderlo a un precio justo”.
Fernández es consciente de que los altos precios al que se ha cotizado en origen el bocarte en las últimas campañas hace que las anchoas de calidad no resulten baratas para el consumidor pero la estrategia de compras de su empresa en distintas lonjas y en distintos momentos de la temporada, para promediar los costes de la materia prima, hace que, según dice “quizá no puedan comprarse todos los días, pero todo el mundo se las podría comer un domingo”.