Los hash browns son un clásico en los desayunos ingleses. Se podrá decir que consisten en una versión de nuestra tortilla de patatas, más sencilla y rápida, que por su sabor y fácil preparación, seguro conquistará a muchos.
La clave para un buen hash brown es secar bien las patatas rayadas
Concretamente este plato consiste en una torta de patata rallada y un poco de aceite o mantequilla. La ventaja frente a las tortillas, precisamente, es que no necesita huevos, por lo que resulta una gran alternativa para salir del paso, cuando en nuestra despensa hay poco más que patatas.
Lo primero es escoger las patatas. Dado que hay que rallarlas, y si no queremos dejarnos los dedos en el rallador, es mejor optar por una patata de tamaño considerable que por varias patatas pequeñas. Cuando tengamos las patatas escogidas es tan sencillo como pelarlas y después rallarlas con un rallador de agujero grande, ya que si se rallan demasiado finas el resultado no es el mismo.
Con las patatas ya listas…
Una vez tengamos las patatas ya ralladas, se secan bien metiéndolas en un papel de cocina, haciendo una bola y apretándolas bien, y se echa un chorro de aceite a la sartén que cubra el fondo con el fogón a intensidad media-alta. Cuando haya cogido temperatura, echamos las patatas agrupadas, y bajamos el fuego a una intensidad media-baja durante unos 5 minutos, mientras las aplastamos con la ayuda de una espátula.
Con el calor y la presión irá cogiendo consistencia de torta. Llegado este punto, y cuando la parte inferior presente ya un tono un poco más tostado, teniendo cuidado de que no se pegue, se le da la vuelta para que nuestro hash brown se termine de hacer.
Sin duda los hash browns son una alternativa no solo para un desayuno diferente, sino también para un brunch, o como acompañamiento de huevos fritos, salchichas e incluso pescado.
Aunque para los amantes de las patatas, los hash browns serán una delicia incluso en solitario. Además, se puede optar por preparar un aderezo con el que darle un poco de vida al plato, como ali oli, salsa brava o salsa de queso, por ejemplo.