Las habituales listas de la compra, aquellas que se piensan para el día a día sin contemplar ocasiones especiales, no suelen incluir un fruto como el coco que, sin embargo, no es difícil adquirir. Una de las características quizá menos conocidas del coco es que se puede aprovechar casi todo de él. Lo más habitual es servirlo en porciones como postre o como tentempié entre horas. En este caso lo principal que aprovechamos es su agua.

El azúcar de coco comienza a captar la atención de los nutricionistas por su bajo índice glucémico

El agua de coco contiene pequeñas cantidades de minerales como el sodio o el potasio que trabajan conjuntamente para mantener los niveles hídricos de nuestro organismo. También contribuye a conservar intacto el pH, cuyos niveles deben ser adecuados para garantizar la alcalinidad de nuestro organismo. De este modo nos aseguramos que los excesos de acidez que genera el cuerpo se eliminan correctamente.

Esta agua además controla una correcta presión sanguínea y favorece la transmisión de los impulsos electroquímicos, lo que evita los calambres. Otra de sus propiedades es su aportación de calcio. Este elemento es necesario para garantizar la coagulación sanguínea, la contracción muscular, la función nerviosa y el crecimiento celular, lo que da una idea certera de la importancia de conservar unos buenos niveles de calcio.

La presencia de magnesio también es muy beneficiosa para nuestra salud al permitir la transmisión neuromuscular, pero también se puede añadir otro importante elemento presente en el agua de coco como es el fósforo, implicado en la formación del esqueleto y de los compuestos energéticos.

Manteca de coco

Existen otras preparaciones del coco, como es su manteca. Este producto se obtiene cuando el fruto está muy maduro y ha demostrado tener virtudes antibacterianas y antivíricas que ayudan a acabar con enfermedades como la gripe o la hepatitis.

Al igual que el agua de coco, la manteca contribuye a conservar el pH en nuestro organismo. La baja alcalinidad está directamente relacionada con enfermedades degenerativas como el Alzheimer. Con cierta frecuencia el organismo es incapaz de deshacerse de la acidez que va acumulando y todo lo que se queda se va depositando en sitios diferentes del cuerpo con lo que el organismo se hace cada vez más ácido.

Donde se almacena este residuo ácido disminuye la circulación de la sangre y esta insuficiencia puede afectar a órganos vitales, lo que en muchas ocasiones causa enfermedades degenerativas. Tener un pH que asegure una sangre alcalina nos previene de estos peligros, porque es la principal responsable de eliminar la acidez.

El azúcar de coco comienza a captar la atención de los nutricionistas por su bajo índice glucémico. Es natural, no refinado, libre de blanqueantes químicos y no tiene conservantes, lo que le convierte en un producto muy recomendable y sano para nuestro organismo.