Las películas históricas sobre la época romana nos presentan emocionantes luchas en las que fornidos gladiadores se enfrentan a muerte. Su aspecto físico nos induce a pensar que su alimentación debería estar basada en comidas fuertes con la carne como plato principal, cuando en realidad un estudio ha demostrado que su dieta se basaba en vegetales, cebada y centeno.
Esta sorprendente conclusión forma parte de un estudio realizado por las universidades de Viena y Berna. El origen de esta iniciativa se sitúa hace más de diez años, cuando un grupo de expertos descubrió en la ciudad romana de Éfeso en Turquía un cementerio con restos de 53 cuerpos.
La carne era un preciado alimento reservado para las clases más altas
Los investigadores identificaron entre ellos a 22 gladiadores, y utilizaron como guía la forma que habían sido inhumanos, muy propia de este colectivo social. Con el transcurso de los años, los expertos decidieron examinar estos restos desde la óptica de su dieta para conocer algo más de los hábitos alimentarios de la época.
El sistema de análisis se basó en un estudio espectroscópico con el que medir el nivel de colágeno, calcio y estroncio presente en los huesos. Estos datos permitieron saber que los gladiadores, los presos y los esclavos obligados a combatir en duelos públicos poseían una dieta similar a la del resto de la población de la época.
Esta dieta está basada en vegetales, cebada y centeno. Al contrario de lo que podemos creer, la carne no formaba parte de su alimentación habitual porque este preciado producto se reservaba casi en exclusiva a las clases más altas de la sociedad romana, que podían costear su consumo así como el del pescado.
Los gladiadores sí presentan una diferencia con respecto al resto de luchadores obligados a esta faena como eran los presos y los esclavos. En su caso, los huesos presentaban una mayor cantidad de estroncio. La razón aportada por los investigadores nos descubre una técnica que utilizaban para mantenerse en forma.
Tónico revitalizador
Tras la lucha, estos guerreros si sobrevivían bebían un tónico elaborado con cenizas de plantas ricas en estroncio que los ayudaba a recuperarse más rápido en caso de sufrir lesiones en los huesos y prepararse cuanto antes para una nueva batalla. Esto demuestra que tenían más valentía que buena alimentación.
El estudio denomina a esta dieta como “gladiatoriamsaginam” y los expertos evaluaron la cantidad de carbono, nitrógeno, azufre y otros elementos inorgánicos y pudieron determinar que consumían casi exclusivamente plantas como trigo, cebada y legumbres.