Unos huevos

Los huevos tienen frecuentemente una mala fama inmerecidad [Foto: diariovasco.com]

Nutrición

Mitos a desterrar sobre la influencia de los alimentos en nuestra salud

Las costumbres nutritivas marcan de una forma u otra nuestra salud. Existen una serie de alimentos que resultan muy beneficiosos para el organismo y que médicos y expertos recomiendan consumir de manera continuada.

diariovasco.com | 09/01/2015 |

Las costumbres nutritivas marcan de una forma u otra nuestra salud. Existen una serie de alimentos que resultan muy beneficiosos para el organismo y que médicos y expertos recomiendan consumir de manera continuada. 

Otros, en cambio, parecen tener una serie de propiedades que pueden afectar de manera negativa a nuestra salud y que debemos evitar en lo posible. Sin embargo, hay creencias erróneas que conviene desterrar para disfrutar de una alimentación equilibrada y variada.

Una de ellas es la que apunta al peligro de las grasas saturadas. Este producto se ha relacionado con las enfermedades cardíacas cuando, en realidad, podría pensarse justamente lo contrario porque incrementan la producción de colesterol bueno, que protege al corazón.

Es fundamental la cantidad de calorías ingeridas en el día y no tanto su distribución

Tampoco es cierto que un consumo elevado de proteínas sea perjudicial para los huesos y riñones. Nada más lejano a la realidad, puesto que las proteínas mejoran la salud ósea y se recomienda en tratamientos contra la diabetes y la hipertensión, relacionadas precisamente con la insuficiencia renal.

Los huevos son otro de los alimentos malditos con una fama inmerecida. Su positiva influencia en nuestro organismo se debe a que impulsan, al igual que las proteínas, la producción de colesterol bueno, con su consiguiente efecto positivo sobre el aparato cardiovascular.

Quienes revisen bien el etiquetado de un alimento para comprobar si tiene mucha grasa han de saber que, en ocasiones, los productos bajos en grasas incorporan endulzantes artificiales o sustancias químicas que suplen esta carencia. Optar por estos aditivos o por la grasa es una elección personal.

Otro mito que cae es el que señala que cuanto más raciones de granos consumamos seremos más sanos. Es cierto que su ingesta es recomendable, pero si las cantidades son exageradas terminaremos por dañar el tracto intestinal y por sentirnos hinchados y fatigados. Es preferible consumir menos, y combinarlos con las frutas y vegetales que tienen más nutrientes.

Las dietas bajas en carbohidratos cuentan con un buen número de detractores, cuando son mucho más saludables que las bajas en grasas. La razón está en que esta dieta reduce la grasa corporal y equilibra la presión arterial y los niveles de azúcar en sangre.

Pocas calorías para cenar

Las cenas copiosas son un enemigo natural, pero se generaliza. Al ser la última comida del día, puede parecer que debe ser de poca consistencia porque nuestro cuerpo ya se ha suministrado lo necesario. Sin embargo, puede ocurrir que nuestro estilo de vida nos conduzca a almuerzos más frugales que no nos aportan todo lo necesario.

En este sentido, tampoco es tan determinante como se cree la costumbre de comer poco y con frecuencia. Lo que en verdad importa al final del día es cuántas calorías hayamos consumido y cuántas hayamos quemado. En otras palabras, lo fundamental termina siendo la cantidad de comida que ingieres y no tanto su distribución.