Racimo de uvas

Las uvas se toman por Nochevieja desde hace más de cien años [Foto: diariovasco.com]

Con uvas y champán

Un cambio de año con buen corazón

Un estudio recientemente presentado revela que tomar las doce uvas al son de las campanadas ayuda a empezar este nuevo año mejorando la función cardíaca y reduciendo la tensión arterial. Un sorbito de champán también nos vendrá bien

diariovasco.com | 31/12/2012 |

La Fundación Española del Corazón (FEC) y la Sociedad Española de Cardiología (SEC) han realizado un estudio según el cual consumir las doce uvas de la suerte es el primer gesto cardiosaludable del año. Y es que esta costumbre mejora la función cardíaca y reduce la tensión arterial, al ser la uva un alimento rico en resveratrol, un tipo de polifenol que aumenta los niveles de óxido nítrico, mejora el flujo sanguíneo, disminuye la formación de plaquetas y proporciona una mayor protección contra el colesterol malo.

Un par de copas de
champán al día también
son beneficiosas

Tanto la Fundación Española del Corazón (FEC) como la Sociedad Española de Cardiología (SEC) destacan los efectos cardioprotectores de las uvas, pero tampoco quieren olvidarse del champán. El consumo moderado de esta bebida, rica en polifenoles, evita la formación de radicales libres, que son sustancias químicas muy nocivas, ya que provocan alteraciones en el ADN de las células y aceleran el envejecimiento.

Esta tesis tiene su apoyo a su vez en un estudio de la Facultad de Química, Farmacia y Alimentación de la Universidad de Reading, en el Reino Unido, que afirma que un par de copas de champán al día proporcionan un efecto protector sobre las paredes de los vasos sanguíneos, reduciendo el riesgo de sufrir algún evento cardiaco o accidente cerebrovascular.

Una tradición del siglo XIX

Pese a los beneficios que tiene la ingesta de esta docena de uvas en el organismo, hay que aclarar que el origen de esta tradición no tiene, ni mucho menos, relación con lo cardiosaludable. Aunque no se conoce a ciencia cierta su origen, son muchos los que lo sitúan en Madrid en 1882. Entonces, el alcalde de la ciudad quiso imponer una tasa a todos aquellas personas que, con la excusa de esperar a los Reyes Magos, se pasaban de juerga la noche del 5 de enero.

Se cree que, como alternativa, los madrileños optaron por ir a la Puerta del Sol la noche del 31 de diciembre y, como mofa hacia los más pudientes, que cenaban uvas y champán aquella noche, tomaron una uva en cada campanada.