Una mesa ya preparada

Una mesa lista para una ocasión especial [Foto: diariovasco.com]

Protocolo

Cuando poner la mesa es un arte

Las navidades son una época ideal para cuidar cada detalle y ser unos buenos anfitriones

diariovasco.com | 21/12/2012 |

En cualquier reunión familiar o con amigos, conviene cuidar cada detalle a la hora de poner la mesa. Acertar con el menú es importante, no cabe duda, pero no lo es menos el hecho de crear un ambiente acogedor para que la velada resulte tranquila, relajada y amena. 

En este sentido, preparar una mesa elegante es una tarea que puede llevar horas. A parte de repasar todos los elementos para asegurarnos de que están en perfectas condiciones, la colocación correcta y estética requiere dedicación. Es algo que no podemos tomar con prisas: la solemnidad de cada acto empieza en su preparación.

Poner la mesa puede llegar a ser un arte si tenemos en cuenta que intervienen el conocimiento del protocolo, el buen gusto y la creatividad, habilidades que pueden convertir una comida en una fiesta para los cinco sentidos.

Atención al mantel

Una de las primeras premisas es que el mantel tiene que estar impecable, perfectamente planchado para la ocasión. La servilleta  debe colocarse doblada en forma de rectángulo o triángulo a la izquierda del plato o encima si éste es llano.

En cuanto a los cubiertos, el orden de uso no debería entrañar ninguna dificultad puesto que la disposición se hace teniendo en cuenta lo que se va a consumir primero, de fuera para dentro. Así, una vez utilizados los cubiertos del entrante, serán retirados, de forma que quedarán sobre la mesa los correspondientes a los siguientes platos, y así sucesivamente.

Los cubiertos del postre

Es frecuente encontrar los cubiertos de postre preparados desde el primer momento, entre las copas y el plato, pero muchas veces es preferible ponerlos en el justo momento de servir los postres, especialmente cuando vamos justos de espacio.

La disposición de las copas responde al orden en que se van a consumir los vinos y demás bebidas, empezando por la derecha. Sucesivamente se colocan las copas de vino blanco, la de vino tinto (un poco más alta) y la de agua (la más grande). Generalmente, la copa de champán se coloca después de la de agua y un poco desplazada hacia el centro de la mesa. Otra posibilidad es presentar esta copa a la hora de los postres, en el momento de servir el champán. Quizá no sea lo más protocolario, pero suele resultar muy práctico retirar las copas que sabemos que no se van a utilizar antes de empezar.

Decoración sencilla

Por último, si queremos decorar la mesa con flores, hagámoslo con un centro discreto y elegante, que no impida la visibilidad en la mesa y, sobretodo, que no sean muy perfumadas.

En todo caso, es importante tener en cuenta nuestro ajuar a la hora de escoger el menú y tenerlo todo preparado para evitar tener que improvisar a lo largo de la velada. La planificación es, desde luego, el mejor secreto para ser un gran anfitrión.