Una técnica sencilla y unos errores a evitar son suficientes para conseguir el arroz blanco perfecto. Como norma general, es recomendable fijarse bien en el arroz que vamos a comprar. Existen de muchos tipos, pero para cocinar el más corriente de las cocinas y recetas vascas optaremos por el tradicional. Eso sí, al margen de precios es recomendable escoger una buena marca que nos garantice el grano ideal, sin que se rompa ni se deshaga.
La medida correcta es la de dos tazas de agua por cada taza de arroz
El siguiente paso antes de abrir el fuego es encontrar el recipiente correcto para cocinar el arroz. Es muy importante evitar ollas viejas porque, en general, tienden a provocar que se pegue todo lo que entra en ellas, sea arroz u otro alimento.
El tamaño también debe ser proporcional a la cantidad de comida que queramos preparar. Como referencia, para una taza de arroz blanco es suficiente con una olla mediana. Una vez vertido el arroz en la olla, corresponde agregar agua.
Este momento es vital para que nos salga un plato perfecto y la medida correcta son dos tazas de agua por cada una de arroz, ni más ni menos. Junto con ello hay que añadir algo de sal, a gusto del comensal y aceite vegetal. En este caso, también son importantes las cantidades, que consisten en una cucharada por cada taza de arroz. Si se sobrepasa, la receta nos saldrá algo aceitosa y si no echamos aceite, el arroz seguro que se nos pegará.
Una vez realizada la mezcla, se revuelve un poco en un único movimiento y no se vuelve a remover más. La olla se pone a fuego alto y el agua comenzará a hervir. Hay que dejar que ocurra durante unos pocos minutos, nunca más de cinco, hasta que el líquido se haya evaporado por completo. Es el momento de bajar el fuego al mínimo y tapar la olla.
Distracciones
Un error muy común es distraerse y olvidarse de bajar el fuego cuando el arroz llega a este punto. Es necesario prestar bastante atención a este aspecto si deseamos un plato perfecto. La olla permanecerá a fuego mínimo durante un cuarto de hora, el tiempo suficiente para que el grano esté listo.
Algunas cocinas emanan un calor potente aunque estén a niveles mínimos, mientras que otras no alcanzan las temperaturas habituales, por lo que si disponemos de alguna de estas cocinas es mejor que vigilemos más el proceso.Una vez finalizado este paso, tan solo hay que retirar el recipiente del fuego y ya tenemos un arroz blanco perfecto para disfrutarlo.