La tendencia a incorporar nuevos elementos también ha llegado a la sal, ya que comienzan a comercializarse diversos tipos de este producto que hasta ahora no conocíamos. Todas las sales tienen unos nutrientes diferentes según el tipo de sal que utilicemos.

La más común en nuestras cocinas es la sal de mesa, que contiene una alta proporción de sodio y también presenta yodo. El sodio, siempre en las cantidades correctas, es importante para el correcto funcionamiento del organismo, mientras que el yodo previene de enfermedades tiroideas. Por su fina textura y su capacidad de disolverse con facilidad, es ideal en cualquier plato que preparemos, sobre todo en la cocción de pastas, patatas y verduras.

La sal marina, de granos más gruesos, es muy usada en la cocina vasca

Otro tipo de sal que se conoce con profusión en la cocina guipuzcoana y vasca es la marina. La diferencia con la anterior es básicamente física, al presentar granos más gruesos. En cuanto a su composición, presenta algo menos de sodio y tiene una mayor cantidad de yodo. Esta sal es ideal para carnes a la brasa, platos especiales como lubina a la sal, o para cocer pasta.

Al margen de estos habituales tipos de sal, existen otras que poco a poco se introducen en el mercado, aunque sus precios por lo habitual son sensiblemente superiores. Es el caso de la Flor de Sal, prodigada en la cocina gourmet, que se recolecta de manera natural sin añadir nada y contiene altos porcentajes de yodo. Su utilización más normal es rociarla sobre la comida antes de servirla para degustar todo su sabor.

La sal kósher es muy conocida entre los judíos y se echa a la carne de cordero y de vaca. La sal negra de Hawai se diferencia del resto por su color y por incorporar un alto contenido de minerales. Las ensaladas presentarán una imagen diferente y sorprende si le añadimos un poco de este producto.

Sales internacionales

La sal rosada de los Andes Peruanos para carnes, verduras y ensaladas; la ahumada para pescados, sopas y pollo; o la sal del Himalaya considerada como una de las más antiguas y puras del mundo son otros tipos que podemos utilizar en nuestra cocina si estamos dispuestos a desembolsar más dinero.

No obstante, las diferencias entre unas y otras se centran más en el sabor que en sus propiedades, puesto que todas ellas tienen como ingrediente principal el sodio y difieren en cuanto a nutrientes, que serán más numerosos si el proceso de obtención ha sido natural. Lo que hay que tener claro es que, en cualquier caso, la sal debe consumirse con moderación para evitar problemas de hipertensión.