¿Quién no se ha tomado alguna vez un buen San Francisco? Este es uno de los cócteles más presentes en cualquier carta de combinados. Las recetas más clásicas hablan de zumo de naranja, zumo de limón, zumo de piña, zumo de melocotón y granadina como sus ingredientes, aunque, como todo cóctel que se precie, también ha sufrido una evolución. Así, este ‘cocktail virgen’, es decir, libre de alcohol, ya no lo es en todos los casos, sino que hay quien lo combina con ginebra, vermouth o vodka.
El San Francisco habitualmente lo tomaban aquellos que no querían beber alcohol, pero este cóctel ha cambiado
Tanto ha cambiado el San Francisco que ya ni siquiera parece innegociable en él el azúcar con granadina en el borde del vaso (los más puristas aconsejan que éste sea largo), lo que lo hacía aún más dulce y sabroso.
San Francisco: reflejo de la evolución
En Gros, en el número 11 del Paseo Colón, está el bar Garbola, donde una excelente barra de pintxos que convive con una amplia carta de cócteles que va desde los más clásicos, como el San Francisco, hasta los más vanguardistas y rompedores. Gregorio Martínez, su propietario, es consciente de la evolución que ha experimentado este cóctel: “Antes llevaba zumo de naranja, de limón y de piña, además de granadina, porque aquéllos eran los únicos zumos que había en todos los bares. Sin embargo, ahora, con las frutas tropicales, se le puede incluir también zumo de papaya, de mango o incluso de arándanos”.
Las frutas tropicales son cada vez más frecuentes en el San Francisco
Así, aunque las recetas más tradicionales hablan de “una coctelera con trozos de hielo y zumos de naranja, limón y piña, además de un chorro de granadina”, él prefiere experimentar con algunos de los mejores zumos, “siempre y cuando el resultado sea una bebida colorida y dulce, algo para lo que siempre ayuda la granadina”.
Goyo, como le conoce su fiel clientela, cuenta también que es un cóctel que se suele servir en “copa de flauta”, que es como la de cualquier bebida espumosa pero con el doble de capacidad. Él no apuesta ya por las típicas sombrillas, “algo obsoletas para mí”, ni por el azúcar en el borde de la copa, ya que “siempre resulta pringoso”.
Respecto a la versión ‘menos suave’ del San Francisco, el barman optaría por añadir “ron, vodka, ginebra o la bebida que al cliente le apetezca en ese momento”, aunque nos cuenta también cuál es la receta clásica de este San Francisco con alcohol: “Se hace con tres partes de vermouth seco, tres de vermouth dulce, tres de ginebra, dos chorritos de angostura y otros dos de orange bitter”.