Pelar sin cuchillo es muy fácil con la ayuda de estos sencillos trucos. Evita cortes, olores en las manos o simplemente aprovecha el alimento al máximo apurando la pieza a ras de piel.
Puedes pelar ajos sin cuchillo con un cuenco o metiéndolos previamente en el microondas
Pelar los dientes de ajo sin cuchillo puede resultar muy práctico si no queremos que los dedos nos huelan asà todo el dÃa o si la piel esta muy pegada. En este caso contamos con varios trucos. Una opción es introducir varios dientes de ajo sueltos en un cuenco con tapa y agitarlo. De esta forma, los ajos se pelarán por sà solos. Si no contamos con un cuenco o bol con tapa podemos optar por el truco del microondas.
Esta otra alternativa consiste en meter toda la cabeza de ajo durante 15 segundos al microondas, una vez pasado este tiempo podemos sacar los ajos y pelarlos de forma fácil ya que la piel caerá casi automáticamente. Hay que tener cuidado de no dejarlos demasiado tiempo, si no los ajos empezarán a cocinarse.
Pero si lo que queremos pelar son alimentos más laboriosos o grandes, como una patata o un tomate, hay otros métodos. Pelar una patata o un tomate sin cuchillo es tan fácil como escaldar la pieza o las piezas en agua hirviendo, y pasados unos minutos pasar el alimento a agua con hielos. Verás cómo la piel se retira con la única ayuda de tus manos de forma rápida y fácil.
Pelar fruta con un vaso
Si lo que queremos pelar es una pieza de fruta sin correr el riesgo de que se nos patine y nos cortemos, o queremos dejar a los niños que se pelen su propia pieza de fruta, esta técnica puede ser una gran alternativa.
La técnica de pelar con un vaso es perfecta con el mango, aunque se puede utilizar con todo tipo de frutas de consistencia similar o con aguacates. El truco consiste en cortar la pieza por la mitad y colocar el borde en el que se unen piel y carne contra el borde de un baso fino, con el interior de la pieza fruta en dirección al interior del vaso.
Con cuidado pero firmeza, y agarrando la pieza de fruta con toda la mano, se va bajando, deslizando el canto del vaso por la unión de la carne con la piel, de forma que el contenido de la fruta caiga dentro del vaso.