Lo principal de los diferentes trucos para evitar endulzar demasiado nuestra vida es que no varían en absoluto el sabor del pastel o, en todo caso, le aportan otras tonalidades exquisitas. En el ámbito pastelero existen una serie de costumbres que parecen de obligado cumplimiento si queremos obsequiar a nuestros comensales con un postre de altura, cuando en realidad pueden ser sustituidas por otras más saludables.

Casi todos los ingredientes de una receta se pueden sustituir por otros más saludables

Es el caso del azúcar. Muchas de las recetas que utilizamos para cocinar un rico pastel indican cantidades altas de este ingrediente, incluso recomiendan la utilización de varios tipos. Podemos hacer la prueba de reducir la presencia de azúcar en nuestros postres para comprobar que, en efecto, el sabor no varía. Incluso puede verse enriquecido porque se potenciará el gusto del resto de elementos con los que se ha elaborado el pastel.

Algo parecido sucede con la grasa. La mayor parte de las recetas obliga a elaborar el producto con mucha grasa y, al igual que ocurre con el azúcar, su presencia se puede disminuir. Eso sí, en esta ocasión en lugar de prescindir lo que podemos hacer es sustituirla. Unos buenos candidatos son los plátanos machacados, el puré de manzana o los vegetales dulces como la calabaza.

El proceso de elaboración de la masa para crear estas deliciosas propuestas contempla, además del azúcar y la grasa, la harina. En general todos usamos la harina blanca refinada, que da una imagen clara y apetecible al dulce. Sin embargo, la harina de granos enteros consigue incrementar nuestra sensación de saciedad, por lo que comeremos menos aunque sean trozos más oscuros.

Capa exterior

El recubrimiento de este delicioso postre también admite muchas variaciones, unas más sanas que otras. El chocolate es uno de los reyes de tartas y pasteles que suele presentar altos niveles de azúcar. Su principal ingrediente, el cacao, puede ser un sustituto ideal si queremos mantener ese típico sabor sin olvidar nuestra salud.

Como último consejo se encuentra la omnipresente fruta. Su versatilidad permite consumirla sola, en macedonia, en compota y también como una parte más de los ingredientes de los pasteles. Las frutas son bajas en calorías y ayudan a sentirse satisfecho más rápido, además de tener un sabor muy acorde con los postres.