El hummus es una crema de garbanzos que se unta con pan de pita o vegetales frescos y que, además, es sinónimo de felicidad. En Líbano y en países colindantes se solía tomar, tiempo atrás, como desayuno. Ahora está presente en multitud de mesas europeas y de otros continentes. En árabe, hummus significa, sencillamente, garbanzo.
Comer hummus produce serotonina, que es la hormona de la felicidad
La preparación del Hummus bi tahina, que es como se denomina realmente, es muy sencilla. Garbanzos cocidos que se mezclan con tahina (una pasta realizada con semillas de sésamo tostadas y molidas, al que se une algún líquido). A partir de ahí, un poco de ajo crudo, limón, aceite de oliva si no se ha usado para la tahina y a machacarlo todo hasta que sea una pasta consistente.
Hay quien considera que el hummus es como el guacamole mediterráneo, ya que se utiliza de la misma manera prácticamente. El garbanzo, y por tanto el plato, tiene un alto contenido en fibras, al igual que en proteínas. Cuenta con minerales como el hierro, fósforo, potasio, calcio y magnesio.
Se suele recomendar su ingesta cuando se están viviendo situaciones de stress o nerviosismo. Parece ser que comer hummus produce serotonina, que es la hormona de la felicidad. Fácil de hacer en casa, no hace falta ser un experto cocinero para prepararlo. Y se pueden aprovechar los garbanzos que han sobrado de algún plato anterior.
En la actualidad buena parte de los garbanzos que comemos vienen de México, donde cultivan muchas hectáreas. En España hay diferentes variedades, desde los denominados “pedrosillanos”, que son más pequeños, a los grandes y lechosos.
Historia del hummus
El historiador romano Plinio el Viejo hablaba del “cicer arietinum” entre las legumbres que los romanos tomaban con regularidad. De su nombre, “cicer”, parece ser que le pusieron el nombre al gran jurista y político romano Cicerón. Unos consideran que el nombre era debido a una fea y gran verruga que tenía en la nariz, como un garbanzo. Otros indican que era porque su familia se dedicaba al comercio de garbanzos.
Pero comer garbanzos tenía también su visión particular. Los antiguos romanos, tan dados a las representaciones teatrales, se partían de risa cuando salía a escena un personaje de Plauto, un personaje cómico y un tanto bobo, que se llamaba Pultafagónides, que significa comedor de garbanzos.