Este sector cada día se ve más controlado por grandes negocios que por su tamaño tienen muchas más ventajas que empresas más pequeñas, a las que en ocasiones coaccionan para obtener más beneficios. La Unión Europea es consciente de este problema, y ha iniciado una serie de medidas para evitar esta situación. Son muchos los casos en los que se refleja este desequilibrio y el ejercicio del poder, que pretende erradicar con iniciativas de protección a los más pequeños.
Exigir al pequeño empresario un lugar estrella para su producto, una irregularidad muy común
La más reciente es animar a las empresas a suscribirse a un código de conducta voluntario en el que se comprometen a mantener las relaciones comerciales de forma justa y sostenible. Este documento es iniciativa de siete asociaciones europeas con el objetivo de aumentar la equidad en los intercambios comerciales y asegurar que la cadena de suministros se desarrolla de manera justa.
Uno de los ejemplos de irregularidades más habituales es el lanzamiento por parte de una empresa líder de un nuevo producto que quiere introducir en el mercado de manera rápida y exitosa. Para ello exige al pequeño empresario un lugar estrella en su establecimiento, cuando quizá la falta de espacio se lo impide. De ser así, la gran cadena amenaza con no volver a hacer negocios con él, lo que pone en serio peligro su comercio.
Otras prácticas son más preocupantes porque afectan al lado económico. No resultan extraños casos como el de los agricultores que terminan vendiendo sus producciones al precio que marcan las grandes distribuidoras sin posibilidad de negociación. Ellas imponen su ley y los márgenes de beneficios, marcan el precio en origen y el precio en destino, y los suministradores deben aceptar condiciones poco éticas para ganarse la vida.
Miles de afectados
El número de afectados es muy importante. Existe una gran diversidad de productos alimenticios que pasan por multitud de agentes, procesadores, productores, minoristas que viven de este sector, que es el que más empresas pequeñas engloba. Además, hay que recordar que estas técnicas no solo afectan a las empresas pequeñas, sino que llegan indirectamente al consumidor.
Por este motivo, la Unión Europea ha decidido tomar cartas en el asunto y dirigirse directamente a los estados miembro para que todos ellos adopten las medidas oportunas que eviten prácticas abusivas. Es un pequeño primer paso, pero marca una pauta que será desarrollada en los próximos años.