Para estar a la altura, no es suficiente con un entrenamiento físico, sino que también es necesario llevar una dieta estudiada que potencie toda la capacidad del jugador. El primer dato a tener en cuenta es que el fútbol es un deporte fuerte en el que durante 30 minutos de juego se queman 260 calorías, mucho más que en situaciones normales. Por este motivo, la dieta debe estar muy pensada y elaborada de manera personalizada para cada uno de los futbolistas.
La noche anterior al partido los futbolistas cenan un menú de fácil digestión
En general, el menú se basa en las proteínas, hidratos de carbono, lípidos, sales minerales, vitaminas y agua, y es conveniente variarla según el momento en el que se encuentre el profesional. No comen lo mismo durante la semana que mientras se entrenan, antes del partido o después de haberlo disputado.
Los días de entrenamiento los futbolistas comen alimentos de todos los grupos, entre los que se encuentran pan, pasta, patatas, hortalizas, legumbre, pescado, carne, lácteos o huevos. Beber agua y mantener un horario de comidas regular son dos reglas de oro. La noche anterior al partido, cuidan algo más su alimentación y cenan dos horas antes de acostarse un menú rico en hidratos de carbono y fácil digestión.
El mismo día del partido la dieta es especial y diferente a la del resto de la semana. Desayuno, almuerzo o cena se realiza tres horas antes del encuentro y consta de alimentos ricos en carbohidratos, pobre en proteínas y con pocas grasas, que pueden tomar en cantidades no muy grandes, además de masticarlos bien y despacio.
Importante recuperar
Independientemente del resultado del partido, una vez finalizado el futbolista es consciente de que le espera un calendario muy apretado, por lo que debe recuperar reservas de glucógeno y rehidratarse. Para ello, se recomienda ingerir un gramo de carbohidrato por kilo de peso y unos 50 gramos de hidratos de carbono cada dos horas.
Los alimentos que aparecen invariablemente en la dieta de los futbolistas son, como primeros, la pasta, la ensalada, el arroz, las verduras y las legumbres. Entre los segundos hay una gran variedad como la ternera, el pollo y el cerdo, las tortillas francesa y la de patata, y pescados como la merluza o los calamares.
En cuanto a los postres, las frutas tienen una posición preponderante, pero también se contemplan otros productos como los yogures, el queso y el flan.