Un estudio desarrollado en Estados Unidos demuestra que las personas aficionadas a los filmes de acción tienden a comer más durante su visionado. La explicación se encuentra en que, al captar la mayor parte de la atención del espectador, éste olvida la cantidad de comida que ingiere mientras la ve.
El espectador se involucra tanto en la escena que pierde el control de lo que ingiere
La investigación se ha llevado a cabo con la participación de 94 estudiantes universitarios. A todos ellos se les entregó un lote de M&M’s, galletas, zanahorias y uvas, y se les puso frente al televisor. Se les dividió en tres grupos y a cada uno de ellos se les propuso seguir durante 20 minutos imágenes diferentes.
Al primer grupo se les proyectó unas escenas de la película de acción ‘La Isla’, mientras que a uno segundo se les propuso el mismo filme, pero sin sonido. Un tercer grupo siguió un programa de entrevistas de actualidad.
Los resultados han sido muy claros. Los universitarios que vieron 20 minutos de la película de acción con sonido consumieron durante este tiempo el doble de comida que los que siguieron el programa de entrevistas. En concreto, consumieron un 98% más de los productos facilitados que quienes atendieron a los invitados entrevistados. En el caso de los que vieron el filme sin sonido, esta diferencia fue del 36%.
El estudio también pretendía averiguar qué tipo de comida prefería cada uno, y por eso se les entregó tanto productos menos sanos como las píldoras de chocolate como las galletas, y otros más saludables para el organismo como las zanahorias y las uvas.
Más calorías
En este caso también, los adictos a la acción presentaron importantes diferencias con respecto a los más calmados. Así, los espectadores de ‘La Isla’ con sonido ingirieron 354 calorías, frente a las 314 de quienes no tuvieron posibilidad de escucharla. La distancia es mayor en comparación con la cantidad consumida por quienes escucharon las entrevistas, ya que en su caso el número de calorías consumidas se situó en 215.
Este trabajo de investigación demuestra que las películas de acción incrementan nuestra capacidad de involucrarnos en la escena, hasta el punto de olvidarnos de la cantidad de productos que mientras tanto comemos.