Otro de los datos que incluye la etiqueta son los aditivos, aunque en muchas ocasiones no sabemos entender qué significan. Un aditivo es una sustancia que no se consume habitualmente como un alimento en sí mismo ni se utiliza normalmente como un ingrediente característico de la comida. Sus funciones son diversas, y según sus propiedades se califican en uno o en otro grupo. Los más utilizados son los estabilizadores, espesantes, agentes gelificantes, agentes antiaglutinantes, agentes de recubrimiento, gases de envasado y propulsores.
La Unión Europea regula eficazmente el uso de este tipo de aditivos, como lo demuestra que todos ellos llevan una E por delante, lo que significa que están avalados por el Consejo europeo de Información Comunitaria.
La cera de abejas da una cobertura brillante a dulces y frutas
Entre los más comunes se encuentran los estabilizadores, cuya función es evitar que la mezcla de aceite y agua se deshaga, y están muy presentes en alimentos como la mahonesa, la vinagreta o los helados. La mayor parte de ellos lleva goma garrofín o harina de algarroba.
Los espesantes se ocupan de que los alimentos fluidos incrementen su viscosidad, sobre todo en el momento de calentarlos. Suelen estar presentes en una gran cantidad de alimentos, en especial en salsas y pastas, y se componen de una aleación de carbohidratos.
Una función muy similar tienen los agentes gelificantes, otro aditivo cuya misión es espesar y estabilizar alimentos líquidos, a los que les dota de textura. En este caso, su capacidad consiste en formar geles que crean un alimento único, en apariencia sólido pero que se compone fundamentalmente de líquido, como ocurre con las gelatinas, mermeladas y dulces.
Propiedad absorbente de los aditivos
Otro aditivo muy habitual es el que funciona como agente antiaglutinante, es decir, como absorbente de la humedad de la superficie de los alimentos para que no formen grumos. Este aditivo, cuya forma más común es el silicato de calcio, se encuentra presente en levadura en polvo y sal de mesa para evitar grumos.
Los agentes de recubrimiento como la cera de abejas o de carnauba o los ácidos grasos se encargan de proporcionar una cobertura brillante o protectora a alimentos como frutas y dulces.
Los propulsores, por su parte, se utilizan para dispensar productos alimentarios fluidos en forma de espuma o espray, mientras que los gases de envasado controlan la maduración de los alimentos envasados e inhiben el crecimiento de microorganismos.