Una de las últimas es la creación y comercialización de un preparado de comida en polvo, que pone en cuestión la manera tradicional como nos alimentamos hoy día. La iniciativa surge del joven informático RobRhinehart, cuyo objetivo inicial era sacar adelante un proyecto en Silicon Valley.
Pronto se dio cuenta de que la necesidad de alimentarse le restaba tiempo y dedicación en la consecución de sus metas, así que decidió resolver este problema. Es entonces cuando surge un compuesto de polvo con todas las vitaminas, proteínas, minerales sales y nutrientes que el cuerpo necesita.
Estos productos podrían convertirse en la comida del futuro
El propio inventor investigó con su propio cuerpo durante un año y medio. En ese periodo se alimentó de su preparado y registró pormenorizadamente los resultados. Según asegura, ahora duerme mejor y se concentra más, a lo que añade que ha perdido peso. En su opinión, en polvo la comida es más estable, se puede conservar más tiempo, no requiere cocinarla y no existen bacterias que la estropeen.
Este producto podría convertirse en la comida del futuro, aunque los expertos expresan sus dudas al respecto. Así, constatan que en la actualidad ya existen preparados en forma de batidos para tratar determinados males, pero solo se administran cuando no es posible alimentar a las personas por otra vía, o en dietas muy específicas.
Uno de los motivos de duda se relaciona con el comportamiento de nuestro cuerpo. La comida líquida impide el trabajo gástrico e intestinal, lo que provoca problemas en el sistema digestivo, que puede llegar a atrofiarse. Si de forma constante consumimos de manera única líquidos, sin masticar, triturar y digerir, podemos provocar una atonía gástrica e intestinal. En el caso de que quisiéramos volver a nuestra alimentación normal, quizá estos órganos ya no funcionaran.
Otros argumentos
Otras razones apelan a argumentos menos científicos, pero igualmente válidos. Este tipo de comida nos haría perder el gusto por la gastronomía, además de eliminar de forma radical el componente social del acto de comer, tan importante en muchas ocasiones como el propio menú.
Tampoco podríamos individualizar nuestra forma de ingerir los alimentos, dado que los preparados no distinguen entre carne, pescado, fruta o verduras. Por último, es de prever que la industria alimentaria y todo el sector terciario utilizarían su poder para oponerse a este proyecto, ante las pérdidas que podría significar para sus negocios.
Sin un veredicto claro, los más benévolos consideran una opción más siempre y cuando se utilice en ocasiones determinadas y solo como complemento a nuestra tradicional y saludable manera de alimentarnos.