Cocinar marisco, aunque parezca muy sencillo, puede tener la clave del éxito en ciertos detalles, que pueden marcar la diferencia entre sacar el máximo partido al marisco, resaltando su sabor o estropear el mejor de los ejemplares.
El primer paso si queremos cocinar un buen marisco es escoger un producto de calidad. A la hora de elegir entre varios ejemplares del mismo tamaño debemos escoger el que más pese, ya que este es el considerado de mejor calidad, ya que acostumbra a tener más cantidad de carne en su interior.
Una vez seleccionado el animal y ya listos para ponernos manos a la obra, lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de cocinar marisco es su cocción. Lo mejor cuando vamos a cocer, ya sea un centollo o un buey de mar, es optar por hacerlo con agua de mar, siempre limpia y si es posible, filtrada. En caso de no tener acceso a agua de mar limpia, la alternativa más utilizada es cocerlo en agua con sal, pero ten en cuenta el salado del agua marina al calcular la cantidad de sal a incluir.
El marisco, sea bogavante, langosta, langostino o gamba, queda recto si nos ayudamos de un palo a la hora de hacerlo
En caso de ir a preparar una langosta entera o un bogavante y si queremos conseguir una presentación perfecta, un buen truco es atar la cola estirada a una tablilla o palo que la mantenga tiesa. De esta forma evitaremos que el marisco se recoja sobre sí mismo en la cacerola quedando enroscado.
Cuando esté lista la pieza de marisco basta con quitar la tablilla y tendremos un resultado mucho más atractivo y fácil de emplatar. Este mismo truco se puede utilizar si lo que vamos a cocinar son gambas o langostinos. Tanto si los vamos a cocer como si los vamos a hacer a la plancha, podemos introducir un palo desde la cola hasta la cabeza para que quede recto.
Además, si lo que queremos es hacer una langosta a la plancha o al horno, en vez de cocida, deberemos hacerle un corte desde la cabeza hasta la cola, abriendo la pieza por la mitad. De esta forma la carne se dorará y conseguiremos una bonita presentación.
Detalles a tener en cuenta para cocinar marisco
Si por otro lado no vamos a cocinar sino disfrutar de un buen marisco ya listo y queremos saber qué es lo que tenemos delante, también hay alguna que otra clave que nos puede ayudar a saber a qué clase de producto nos enfrentamos.
Es decir, un buen truco para saber si los langostinos o gambas que nos vamos a comer son frescos es fijarnos, a la hora de pelarlos, qué tal se separa el caparazón. En caso de desprenderse fácilmente se trata de un producto fresco, si por el contrario la carne está pegada, se trata de un producto congelado.