Aunque frecuentemente predomina el pensamiento de que la comida más beneficiosa para la salud es habitualmente la más perjudicial para nuestro bolsillo, esto no tiene por qué ser así. Por ello, desde el Consejo Europeo de Información Alimentaria dan algunas recomendaciones para intentar reducir los gastos en alimentación sin que la calidad de la compra se resienta.
Lo primero que desde este organismo quieren dejar claro es que comer sano en casa es siempre más económico que comer fuera de casa por muy barato que sea el establecimiento al que vayamos. Una compra que incluya fruta, pescado, carne, pollo o cereales, por ejemplo, es por caloría un 24% más barata que comer en un restaurante un bocadillo con patatas fritas, con refresco y café.
Hacer un plan semanal es siempre una buena medida
Además, el EUFIC también apunta algunos alimentos sanos y realmente baratos que deberían tener más peso en nuestra cesta de la compra, como la pasta, el arroz, otros cereales, las judías y las lentejas. También reclaman mayor atención para las frutas estacionales, que en su mejor momento suelen tener un precio más bajo, y para aquellas frutas y verduras que se pueden tomar enlatadas o congeladas. Por el contrario, en caso de tener un presupuesto limitado, los alimentos orgánicos no merecen la pena.
Además, este ente también pone en relieve la conveniencia de tener un plan de alimentación semanal a la hora de ir a hacer la compra, ya que con ello se sabrá qué se necesita exactamente y se reducirá de manera notable el desperdicio de alimentos.
Consejos rápidos
En este mismo informe, el organismo termina dando una serie de trucos rápidos con el objetivo de reducir los costes de la cesta de la compra, tales como escribir una lista de la compra y no salirse de ella, organizar la nevera y la despensa de forma que siempre se consuman los alimentos antes de que caduquen o se estropeen, medir las porciones para reducir los restos, pensar cómo se puede utilizar la comida sobrante en otras nuevas recetas, cocinar raciones dobles y congelar la mitad para otro día, aprovechar los precios reducidos en alimentos a punto de caducar a última hora del día o durante los fines de semana o incluso compartir ofertas especiales de productos en grandes cantidades con amigos o familiares, o congelando el excedente para otro momento.