Costillas con salsa barbacoa

La salsa barbacoa, muy fácil de identificar en la carne [Foto: diariovasco.com]

¿Es posible?

Las calorías, para nuestro olfato

Hay estudios que afirman que las personas pueden detectar los productos bajos en grasa por el olor y, consecuentemente, rechazarlos. Por ello, ha surgido la posibilidad de utilizar esos aromas grasos en los alimentos ‘light’ para fomentarlos

diariovasco.com | 20/02/2014 |

Investigadores del Monell Center de Estados Unidos, un instituto que se dedica a realizar estudios sobre los sentidos del olfato y el gusto, han llegado a la conclusión de que uno de los aspectos que producen mayor rechazo hacia los alimentos bajos en calorías es su aroma. Es decir, nuestro cerebro percibe que los productos ‘light’ lo son por la ausencia de olores a grasa y, a partir de ahí, genera cierto rechazo hacia esos alimentos.

Hay dietas en Occidente con hasta un 40% de grasas, cuando no se debería superar el 10%

Para llegar a esta conclusión, los investigadores llevaron a cabo tres experimentos con personas de diferentes culturas. Los resultados demostraron que las personas eran capaces de detectar de forma acertada el contenido en grasa de los alimentos a través del olor y sin ninguna ayuda.

En uno de esos experimentos, por ejemplo, los participantes debían oler varias muestras de leche y detectar las que tenían mayor contenido en grasa. Probaron tres leches con distintos porcentajes de grasa y en todas las pruebas realizadas se dieron cuenta de que los sujetos eran capaces de identificar simplemente por el olfato qué leche era más o menos grasa. Esa capacidad para detectar pequeñas diferencias en el contenido graso de los alimentos sugiere que los aromas nos pueden posicionar de manera más o menos proclive hacia ciertos platos.

Más grasas de lo necesario

Ese ‘truco’, el de aromatizar los platos, podría ayudarnos a llevar una dieta más sana, algo que, por desgracia, no se da con la frecuencia que se debería. Los expertos explican que en muchas dietas occidentales, hasta el 40% de la ingesta calórica diaria está formada por grasas, cuando la recomendación de los expertos es la de no superar el 10%.

Según los investigadores, el deseo de consumir grandes cantidades de grasas puede tener su origen en un rasgo evolutivo que ayudó a nuestros predecesores a almacenar energía en los tiempos de escasez de alimentos. Hoy en día, por el contario, suele ser un factor que contribuya al sobrepeso y a la obesidad.