Investigadores de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, han publicado un estudio en el ‘British Medical Journal’ en el que concluyen que un mayor acceso a la comida rápida duplica el riesgo de obesidad. Estos investigadores atestiguaron que las personas con establecimientos de comida para llevar alrededor de su casa, el trabajo y de camino a su lugar de trabajo son más propensas a consumir más de estos alimentos y, por tanto, a ser obesos.
Las personas más expuestas eran casi dos veces más propensas a ser obesas
En el Reino Unido, el consumo de alimentos fuera del hogar ha aumentado hasta un 29%, creciendo también de manera preocupante el consumo de ‘fast-food’ y, con ello, los niveles de sobrepeso y obesidad en las islas británicas.
Para este estudio, los investigadores de la Universidad de Cambridge usaron datos de un trabajo de 2011 con 10.452 participantes de entre 29 y 62 años. De ellos, 5.442 eran adultos que trabajaban fuera del hogar. El estudio analizaba el entorno del hogar, el del trabajo y el de la ruta que une ambos puntos y concluyó que cada individuo estaba expuesto, como media, a 32 puntos de venta de comida rápida. El grupo de gente con un mayor acceso a este tipo de establecimientos de alimentación consumía 5,7 gramos más por día en comparación con los menos expuestos a la comida para llevar.
Hay que indicar que, utilizando los datos de cuestionarios de frecuencia alimentaria, los científicos optaron por estimar los gramos de ingesta diaria de pizza, hamburguesas, pollo frito y patatas fritas como un marcador del consumo de alimentos para llevar.
En lo que a la relación entre Índice de Masa Corporal y exposición a establecimientos de comida rápida se refiere, hay que señalar que es igualmente coherente. El estudio indicó que el grupo de personas con más acceso a los sitios de comida para llevar en todos esos entornos combinados tenía un índice de masa corporal 1,21 superior que los menos expuestos. El dato más alarmante, pese a todo, es el siguiente: las personas más expuestas también eran casi dos veces más propensas a ser obesas en comparación con las que menos contacto tenían con estos sitios de comida para llevar.