“Desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo” es un popular refrán al que no le falta un ápice de razón. Y es que es recomendable que la primera comida de la jornada sea fuerte, ingiriendo alrededor del 25% de las calorías que necesitamos al día; la comida, en muchos casos, no debería ser tan contundente como suele ser; mientras que la cena debe ser siempre ligera.
Los bocadillos son una solución sencilla pero poco recomendable por la noche
Sin embargo, para muchas personas la cena es un momento de tranquilidad después de una tensa jornada y esos nervios se traducen muchas veces en una ansiedad que nos lleva a cenar no sólo demasiado, sino también alimentos que no son recomendables tomar antes de ir a la cama. ¿Cuáles? Guisos, potajes, cocidos o frituras son completamente indigestos por la noche y no deben ser tomados si luego se quiere tener una noche plácida.
En muchos casos, tampoco son convenientes los hidratos de carbono, ya que no siempre son sencillos de asimilar por nuestro organismo. Es el caso del arroz, la pasta, los alimentos con bechamel, las patatas… Todos ellos representan un exceso de nutrientes que no sólo nos hará en muchos casos engordar, sino que también ayudará a que nos cueste conciliar el sueño.
En esta misma línea, habría que advertir sobre los peligros de los bocadillos y sándwiches. Sus inconvenientes no están presentes tanto en el pan como en su relleno. Y es que muchas veces sus ingredientes principales son rebozados, contundentes tortillas, embutidos, grasientas carnes… Alimentos apetecibles, sin duda, sobre todo si la jornada ha sido estresante, pero que no ayudarán en absoluto al descanso.
No siempre sanos
Hay también otro tipo de alimentos de apariencia más sana pero que no son convenientes para la cena. En primer lugar, estarían las ensaladas con lechuga, que frecuentemente provocan gases e hinchazón por su elevado contenido en fibra insoluble, sobre todo en las zonas más blancas de este alimento. Para ser justos habría que indicar que las lechugas sentarán igual de mal al mediodía que a la noche.
Además, también hay que tener en cuenta el efecto diurético de determinadas frutas. La capacidad de algunas de ellas de eliminar líquidos puede hacernos ir al baño en repetidas ocasiones, un aspecto a tener en cuenta por la noche.