El horno es un elemento tremendamente útil en la cocina pero que, como todos, requiere de un mantenimiento específico. En el caso de este electrodoméstico, además, su limpieza debe ser incluso más exhaustiva que en otros aparatos, ya que en sus paredes y rejillas no sólo se puede acumular grasa, sino que también se pueden alojar bacterias que sean dañinas para nuestra salud. Además, un exceso de grasa en sus paredes puede dar lugar también a humo cuando se ponga a funcionar o incluso riesgo de incendio si esa grasa entrase en contacto con el fuego.
Bicarbonato y vinagre o zumo de limón, un truco casero muy fiable para limpiar el horno
Para afrontar la limpieza del horno, lo primero que hay que tener en cuenta es que a menudo habrá que utilizar productos químicos de limpieza que pueden quemar la piel o irritar los ojos, por lo que siempre es importante leer las indicaciones antes de usarla. Ponerse guantes de goma, alejar a los niños de la cocina, proteger el suelo o ventilar la habitación son otras medidas a tener en cuenta.
Un truco cada vez más empleado a la hora de limpiar el horno, sobre todo para aquellas personas que no quieren acudir a productos químicos para evitar los riesgos anteriormente expuestos es echar bicarbonato de sodio seco sobre la suciedad y luego un chorro de vinagre o zumo de limón para que se produzca una reacción efervescente. Una vez hayan pasado unos minutos, simplemente hay que enjuagar y limpiar.
La limpieza del horno, constante
La limpieza del horno, aunque pueda parece una labor algo engorrosa, es una tarea que debe ser constante, ya que si se deja en el tiempo se acumulará la grasa hasta el punto de convertirse casi imposible de quitar. Por ello, cada vez que se utilice habrá que pasar al menos una toallita húmeda por las rejillas del horno para luego dejarlo abierto durante unos minutos o, en caso de que éste tenga función autolimpiadora, ponerla en marcha siempre que se haya usado el horno para cocinar.