Anda la gente queriendo hacer una clasificación racional sobre la mejor ensaladilla rusa y nadie se ha puesto a pensar que eso es imposible porque no existe la mejor ensaladilla rusa, mejor dicho, no existe una sola ensaladilla.
La rusa como tal es una receta básicamente sencilla que nació en 1860 así que ya lleva suficiente tiempo como para que se le hayan hecho los cambios necesarios en cada familia. Además, como las mejores recetas, se ha exportado por todo el mundo y cada cual tiene su ingrediente secreto que la hace diferente. Ni siquiera su inventor, el chef belga Olivier, tenía muy claro qué debía llevar su ensalada, de hecho jamás dejó una receta y es probable que la variara según la temporada. Así que partimos de unos comienzos inciertos.
La gran biblia de la gastronomía, el Larousse Gastronomique, da la receta más completa, la que se supone que es la fetén de las recetas: patatas, zanahorias, nabos, judías verdes, guisantes, a la que se añade una juliana de lengua escarlata (fiambre) y pequeños trozos de bogavante o langosta aunque ya dice claramente: “la característica esencial es que los ingredientes sean muy variados y que la sazón tenga un sabor marcado.”
Así que en eso reside realmente el secreto de una buena ensaladilla rusa, que tenga un sabor marcado, eso es lo que realmente diferencia unas de otras. Que lleve un ingrediente más o menos, que lleve pollo o no lo lleve, que esté cortado de una manera u otra (personalmente creo que debe estar cortada muy fina) son detalles sin importancia. lo más importante es que la mayonesa esté hecha de una manera especial, el toque de vinagre, el añadido de la salsa Worchester (que ya estaba en la receta original) o un toque de soja en las más actuales.
En una clasificación de la mejor ensaladilla rusa deben quedar descartadas aquellas hechas con mayonesas simples y sosas, la ensaladilla ganadora sólo lo puede ser con una mayonesa hecha de manera artesana y con el toque personal del cocinero. Hasta en la ensaladilla se tiene que notar la mano del cocinero.