Hay varios factores y prácticas que hay que tener en cuenta a la hora de comprar y conservar el pescado. Se trata de un producto muy delicado en todos los sentidos, ya que puede contener bacterias o parásitos como el famoso anisakis. Y además, es un alimento que se estropea con mucha facilidad y en muy poco tiempo.

Mantener la cadena de frío es un aspecto a tener muy en cuenta a la hora de conservar el pescado

En el mercado podemos encontrar pescado en varios formatos: fresco, congelado o en conserva. A pesar de tratarse de pescado en todos los casos, debido a su método de conservación cada uno requiere un tratamiento diferente. En cuanto a los indicadores de si está en buenas condiciones, también son diferentes.

El pescado fresco es expuesto en las pescaderías sobre una cama de hielo, y en muchas ocasiones, es decorado con verduras, plantas o incluso conchas y otros elementos marinos. Este tipo de adornos de hojas o muñecos pueden retener gérmenes y suciedad, favoreciendo el deterioro de la pieza de pescado. Por ello, es mejor escoger piezas que no estén en contacto con ningún tipo de elemento que no sea el hielo. Un buen pescado fresco debe tener los ojos transparentes, las agallas de un tono rojo muy vivo y las escamas tornasoladas.

A la hora de conservar el pescado fresco, si se va a consumir el mismo día o al día siguiente, lo mejor es limpiarlo y guardarlo ya listo para cocinar. Las piezas grandes se mantendrán en perfectas condiciones envueltas en un paño húmedo en la zona más fría del frigorífico, y las pequeñas en un plato o recipiente cerrado o tapado.

Al conservar y comprar congelados y conservas

A la hora de escoger estos productos también hay que tener cierto cuidado. Al elegir el pescado es importante fijarse en si el envase o la caja tiene escarcha. Esto es un indicativo de que la cadena de frío se ha roto en algún momento, por lo que no tendremos la certeza de que el producto esté en buenas condiciones.

La elección del pescado congelado se debe dejar para el final de la compra, y es recomendable utilizar bolsas isotérmicas para mantener la cadena de frío, si es posible. De esta forma al llegar a casa podremos meterlo al congelador salvaguardando la congelación. En cuanto a la descongelación, se debe llevar a cabo en el frigorífico, nunca a temperatura ambiente ni en agua caliente.

Las conservas, una vez abiertas, se deberán guardar en el frigorífico, y tendrán que ser consumidas en dos o tres días.