Hay multitud de alternativas y aliños diferentes al alcance de nuestra mano que no requieren de una gran técnica, ni conocimiento de las combinaciones de sabores, para dotar nuestras ensaladas de un sabor divertido. El vinagre o el aceite son dos de los elementos a los que podemos dar una vuelta sin necesidad de laboriosas preparaciones ni grandes ingredientes.

Sustituir el vinagre por zumo de frutas o aromatizar la sal nos puede ayudar a conseguir aliños diferentes y atrevidos

Si el sabor del vinagre se nos hace demasiado fuerte, una buena opción es el zumo de piña o de cítricos. Zumo de naranja, de limón o incluso de lima aportan a los aliños un carácter diferente y un aroma muy frutal a las ensaladas.

En caso de resultar demasiado arriesgado, o querer seguir apostando por el vinagre, podemos encontrar una gran variedad de tipos que se adaptarán a los diferentes gustos e ingredientes de la ensalada. Se pueden encontrar desde vinagres afrutados con aromas a frambuesa o manzana, con especias, o los elaborados a base de vinos y otras bebidas de gran calidad.

Aunque el vinagre no sea indispensable, hay un elemento que sí lo es en cualquier aliño que se precie. El aceite es el gran protagonista de un buen aderezo, y es que de él dependerá mucho el aroma del plato. Para dejar atrás el clásico aceite, se puede optar por darle un toque diferente de forma casera.

Una alternativa puede ser añadir a una ramita de romero o las especias que queramos a la botella, aromatizando así este oro líquido. Y si se quiere optar por sabores más atrevidos, una buena técnica es macerar hortalizas en aceite como cebollas, ajos o pimientos, y colarlo después. En caso de optar por esta opción se debe tener cuidado de conservar el aceite en un lugar protegido de la luz, para que no se oxide.

Aliños diferentes con sal aromatizada

La sal es otro de los clásicos que nos puede ayudar a conseguir aliños diferentes si sabemos jugar con ella. Podemos encontrar una gran variedad de tipos de sal en cualquier supermercado, pero la mejor opción es realizar nuestra propia sal aromatizada en casa.

Este tipo de sal es muy fácil de elaborar y además nos permite reutilizar y ahorrar partes de alimentos que probablemente vayamos a desechar, como es el caso de las cáscaras y peladuras de fruta. Los cítricos como la naranja, la lima o el limón, son una gran opción para dar sabor a la sal.