Cuando nos enfrentamos a la tarea de cortar una gran tarta la mejor forma no es la clásica cuña, a diferencia de lo que podamos pensar. Este automático gesto en el que nunca reparamos, aunque a menudo suponga una gran responsabilidad, sobre todo si te están mirando, cuenta con un truco que pocos conocen.
Cuando una tarta es grande, la mejor forma de cortarla es dividiéndola en dos áreas circulares, una mayor que otra
La cuestión es que cuando tenemos delante una gran tarta se plantean dos grandes cuestiones: por una lado, la tarta tiene que llegar para todos los comensales; y por otro, el pedazo debe ser una medida parecida y que no resulte excesiva ni demasiado escasa. La cuestión es que cuando lo que tenemos delante es una gran tarta de amplio radio la tarea se complica.
Por cultura o costumbre, todos tendemos a cortar las tartas redondas en forma de cuña. Pero si queremos que llegue para todos, y que el pedazo no resulte excesivo, la única alternativa que encontramos es cortarla en cuñas extremadamente finas.
Este tipo de corte cuenta con varias desventajas. La primera el emplatado. Cuando una tarta gran radio se corta en finas rodajas, es difícil conseguir que el pedazo se tenga en pie, lo que da lugar a un emplatado bastante pobre. Y la segunda, el poder llevarse a la boca un buen mordisco con el que endulzar el paladar. Con una rodaja fina la sensación más que la de llenarse la boca es la de que falta sustancia en el tenedor.
Pero esto se puede evitar con un sencillo truco. La clave está en realizar un primer corte en paralelo al borde de la tarta, y con el mismo centro de la tarta como eje. De esta forma obtenemos dos áreas. La primera sería un círculo en el centro, como una ‘mini tarta’ y la segunda un ‘aro’ que rodea la minitarta.
Una vez obtenidas estas dos áreas podemos hacer cortes más anchos, lo que favorecerá pedazos más consistentes, propiciando un emplatado más vistoso y llenando nuestro tenedor, a la vez que permite que haya tarta para todos.
Ventajas y desventajas de esta forma de cortar la tarta
Habrá quienes se nieguen a despedirse de la tradicional forma en cuña con la que hemos crecido disfrutando de los mejores pasteles, pero la realidad es que este corte tiene más pros que contras.
Además de facilitar la tarea de repartir, este tipo de corte nos permite innovar a la hora de emplatar. Y para aquellos que sigan apostando por la forma de cuña, podrán seguir disfrutando de ella, ya que el círculo central que obtenemos es cortado en cuña de la forma tradicional.
La única pega que se le puede encontrar es que la parte central no tendrá la deliciosa cobertura y decorado que muchas tartas presentan y que muchos consideran la mejor parte.