¿Sabes cómo limpiar una cafetera de cápsulas para seguir disfrutando de un buen café? Cada vez que usamos una sartén o una cazuela la limpiamos pero, ¿por qué no hacemos lo mismo con la cafetera de cápsulas? Lo cierto es que no es necesario limpiarla con tanta asiduidad, aunque sí que es importante hacerlo de vez en cuando.
Puedes limpiar una cafetera de cápsulas con vinagre o zumo de limón
A la hora de limpiar nuestra cafetera de cápsulas podemos utilizar varios trucos. Se pueden hacer limpiezas más exhaustivas para descalcificar todos los conductos y eliminar bien los restos de café, u optar por limpiezas más habituales pero superficiales.
Si lo que queremos es limpiar un poco los conductos de los posibles restos, podemos ponerla en funcionamiento sin introducir ninguna cápsula, de forma que el agua fluya limpiando el recorrido del café y eliminando los restos de la cápsula anterior.
Esto ayudará a que nuestro café sepa mejor, pero si nos queremos asegurar de ello, también es importante cambiar cada día el agua del depósito, ya que de llevar ahí un tiempo puede coger aroma a plástico.
Desinfectar y descalcificar la cafetera
Además de estas limpiezas con agua rutinarias conviene realizar una descalcificación cada cierto tiempo. Las cafeteras de cápsulas, además de acumular restos de café en sus conductos, tienden a retener la cal del agua en su mecanismo.
Para descalcificar la cafetera podemos encontrar productos especiales para ello o recurrir a recetas caseras. En todo caso el proceso es el mismo: para limpiar de forma exhaustiva la cafetera de cápsulas se añade el elemento que vayamos a utilizar al agua del depósito, y se pone en marcha hasta que se termine toda la solución.
Si prefieres utilizar productos específicos los encontrarás sin problema en cualquier establecimiento. Si prefieres prepararlo tú mismo puedes utilizar bicarbonato de sodio, vinagre o zumo de limón, utilizados también para la limpieza de sartenes y cazuelas.
Si optas por limpiar la cafetera de cápsulas con vinagre debes llenar el depósito con un 20% de vinagre y un 80% de agua. Enciéndela y deja que la solución pase por el circuito hasta que se termine. Después repite este proceso dos veces más pero solamente con agua.
En el caso del zumo de limón y el bicarbonato de sodio el procedimiento es prácticamente el mismo pero rellenando el depósito con una cucharada sopera de zumo de limón o de bicarbonato de sodio por cada medio litro de agua.