Subirse al peso, un examen diario

Comer despacio ayuda a no coger peso [Foto: diariovasco.com]

Menos calorías

Mastica sin prisas

Comer despacio disminuye la sensación de hambre y, consecuentemente, el número de calorías consumidas

diariovasco.com | 16/01/2014 |

Ahora, pasados los grandes atracones navideños en torno a una mesa, muchos de nosotros nos plantearemos cómo quitarnos los kilos de más ganados durante estas fechas y otros, incluso, cambiar nuestros hábitos alimenticios para que no se repitan esos excesos. Y, en ello, hasta el ritmo al que se mastica influye.

Y es que así lo ha revelado una nueva investigación cuyos resultados han sido publicados en 'Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics' y que viene a sugerir que la capacidad de controlar el consumo de energía del cuerpo humano puede verse afectada por la velocidad a la que comemos. Explicado de otra manera, debemos reducir la velocidad de la ingesta de alimentos con el fin de suprimir la sensación de hambre, ayudando así a consumir más agua durante la comida.

La sensación de hambre una hora después es menor cuando se come de manera lenta

Y es que con el objetivo de analizar la relación entre la velocidad de la alimentación y el consumo de energía, un equipo de investigadores del Departamento de Kinesiología en la Universidad Cristiana de Texas decidió analizar de qué manera la velocidad de la alimentación afecta a las calorías consumidas durante una comida tanto en sujetos de peso normal como con otras personas con sobrepeso u obesas.

Este último aspecto es de lo más novedoso en el terreno de la investigación, ya que en este trabajo, los científicos pidieron a un grupo de sujetos de peso normal y con sobrepeso u obesidad que consumieran dos comidas en un entorno controlado.

A dos velocidades

Durante el estudio, los sujetos comieron a dos velocidades diferentes. En primer lugar, tomaron un plato de manera lenta. Para ello, se les concienció de que no tenían limitaciones de tiempo, a la vez que se les enseñó a tomar bocados pequeños, masticar a fondo y hacer una pausa y dejar la cuchara entre bocado y bocado. Luego, en el segundo plato, a una velocidad ya rápida, para lo que se les indicó que pensaran que tenían una restricción de tiempo, tomaran grandes bocados, masticaran rápidamente y no se detuvieran ni dejaran la cuchara en ningún momento.

Las conclusiones fueron de lo más reveladoras, ya que los autores encontraron que sólo los sujetos de peso normal tuvieron una reducción estadísticamente significativa en el consumo de calorías durante la comida lenta en comparación con la rápida: 88 kilocalorías (kcal) menos del grupo de peso normal frente a sólo 58 kcal menos en los de exceso de peso u obesos.

Además, las sensaciones de hambre fueron significativamente inferiores a los 60 minutos de cuando comenzaron la comida de forma lenta en comparación con la ingesta de alimentos que hicieron de forma rápida.

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