Según un estudio australiano, publicado en la prestigiosa Nature Inmunology, el consumo de verdura de hoja verde puede contribuir a estimular la producción de células que protegen el sistema el sistema digestivo de diversas enfermedades, entre ellas, el cáncer.
Los investigadores descubrieron que las células inmunológicas se encuentran en la capa que recubre el sistema digestivo y protegen al intestino de las bacterias malas. Los científicos también creen que estas células juegan un papel importante en el control de las alergias a los alimentos, pueden prevenir la obesidad y el desarrollo del cáncer intestinal.
Espinacas y brócoli
Hay numerosas verduras de hoja verde. Entre ellas, cabe destacar las propiedades de las espinacas, mejor si son crudas porque la cocción disminuye significativamente sus propiedades que son, entre otras: el calcio, el hierro y el zinc. Las espinacas es uno de los vegetales que más nutrientes tiene, además de los mencionados tiene también potasio, folato y vitaminas K, C y A.
El brócoli, por su parte, tiene un alto valor antioxidante y anticancerígeno. Proporciona varias vitaminas y minerales, incluyendo las vitaminas C y E, calcio y también hierro. Como dato significativo hay que decir que el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos ha clasificado a este producto en primer lugar en la lista de hortalizas con propiedades generales anticancerígenas, habiendo sido objeto de numerosas investigaciones cuyos resultados así lo certifican. Una porción media de 90 g de brócoli aporta 2 de los 15 mg de hierro al día recomendados para las mujeres. En cuanto a los hombres, proporciona el 25% de la cantidad diaria aconsejada. Si se consumen semanalmente dos o tres porciones de brócoli, se incrementan los niveles de hierro.
Lechuga y acelga
Otra verdura de hoja verde que se consume con mucha asiduidad es la hoja de lechuga. Tiene mucha fibra, betacaroteno y vitaminas A, C, E, B1, B2 y B3. Asimismo contiene minerales muy necesarios para el buen funcionamiento del organismo como son: potasio, calcio, magnesio, socio, azufre, hierro, selenio o silicio.
Por otra parte, la acelga tiene un alto contenido de vitaminas B2, B6, C y K, betacaroteno (provitamina A) y fibra. Además, es una excelente fuente de hierro, potasio y magnesio; y, en menor proporción, de calcio, fósforo y zinc.