La palabra ‘croissant’ significa en realidad “cuarto creciente lunar”, haciendo referencia a la apariencia de la luna, una imagen que aparece también en la bandera turca. Esta figura era muy típica en la época árabe, durante la cual estaba muy presente a la hora de hacer pastelitos, galletas o panes.
Los panaderos frenaron la invasión otomana de Viena y en conmemoración crearon el 'Lune Croissant'
Sin embargo, la historia del croissant tiene su miga, ya que viene de un suceso bélico que se dio en la ciudad de Viena. En el año 1683, el Imperio Otomano avanzaba adentrándose en Europa en su guerra con el Sacro Imperio Romano Germánico después de haber arrasado los Balcanes y gran parte de Hungría. El Visir Kara Mustafá se disponía a invadir Viena con un ejército de casi 200.000 soldados, aunque resultaba muy difícil por la muralla que rodeaba la ciudad.
Por ello, finalmente apostaron por intentar entrar cavando túneles por debajo de la muralla. Estas excavaciones se hicieron por la noche para no levantar sospechas, pero los panaderos de la ciudad, al trabajar en horario nocturno, escucharon extraños ruidos y dieron la alarma, por lo cual los defensores de la ciudad de Viena tomaron por sorpresa a los otomanos y los derrotaron.
En conmemoración a este acto, los panaderos crearon un bollo con forma de media luna creciente, “Lune croissant”, el símbolo de la bandera otomana, y por lo tanto comerse este croissant simboliza comerse a un turco, una dulce venganza.
Croissant junto a la nobleza
Por otra parte, a finales del siglo XII, con la llegada de María Antonieta a Francia, el croissant se instauró en Versalles. Se convirtió en uno de sus caprichos, además del chocolate y el café. Estos productos estaban muy arraigados a la cultura austriaca ya en esos tiempos y la reina llevó consigo el símbolo actual de la bollería francesa. A este tipo de elaboraciones se le dio el nombre de “Viennoiserie”.
En definitiva, llama la atención que a raíz de los diferentes episodios históricos, surgen alimentos muy cotidianos de la actualidad. El croissant, uno de los bollos más consumidos en los desayunos de las personas, se creó como burla a la bandera otomana.