Según una de las autoras del estudio, Jennifer Fisher, que publica en su último número de la revista “Pediatrics”, “Se trata de medidas que los padres pueden poner en práctica e incorporarlas a su vida sin mucho esfuerzo.
Los investigadores defienden la idea de comer menos pero con más frecuencia a lo largo del día
En estudio consistió en que Fisher y su equipo siguieron a 42 niños de primaria, que durante ocho días se les ofreció la oportunidad de servirse su propio almuerzo. Primero optaban por una vajilla de tamaño infantil, pero a los cuatro días optaban por utilizar platos y cuencos de adultos, que eran el doble de grandes.
De este modo, vieron que los primeros días consumían una media de 300 y 500 calorías de pasta o pollo diarias, es decir, comían una media de 90 calorías más de comida. Además, tendían a comer más de lo que había en sus platos.
Esta experta explica que “No es solo por tener una vajilla más grande en casa tu hijo va a comer más”, sino que depende de quién sirva la comida y de la cantidad que se eche en el plato. También añade, “Pero cuanta más comida haya, más se comerá”.
Otros estudios
Por otro lado, unos investigadores de la Universidad de Harokopio en Atenas, ha analizado la frecuencia diaria del consumo de alimentos de 19.000 niños y adolescentes para ver si pueden condicionar su peso.
Llegaron a la conclusión de que los adolescentes que comían más a menudo eran más propensos al sobrepeso que los niños. Los pequeños si comen cuatro o cinco veces al día, dependiendo de las cantidades, no engordan tanto como los adolescentes.
Un último estudio publicado también en la misma revista, “Pediatrics”, encontró que los adolescentes que pasaban más tiempo ante el televisor tenían más sobrepeso que los que no pasaban tanto tiempo.