Existen diferentes tipos de sal, que resulta básica para la vida humana por su aportación de sodio y cloro. Basta recordar que la misma palabra salario viene de la locución romana “salarium”, que deriva de la bolsa de sal que recibían como parte de la paga los soldados romanos que custodiaban el camino desde las salitreras de la zona de Ostia hasta Roma.
Hay principalmente dos tipos de sal: la marina y la de interior
Habitualmente la sal que solemos encontrar en los establecimientos suele provenir de salinas. Pero hay, por decirlo de una forma sencilla, dos tipos de sal: la sal marina y la sal de interior. Esta última se puede encontrar en minas y procedería de antiguos mares. Asimismo, hay manantiales de interior que son salinos. El agua que sale se estanca por medio de diques y se deja evaporar por la acción del sol y del aire.
Aquí mismo, en la Península, la cosecha de sal de manantial y marina porcentualmente están muy a la par, sobre el 45%, mientras que la sal de roca o sal gema, que suele estar acompañada de otro tipo de minerales, ronda el 10% restante.
Pero sal se puede encontrar en todos los continentes y puede ser diferentes colores. Por ejemplo la sal negra “Kala namak” de la India, cercana al Himalaya o de la isla de Okinawa, en Japón. La primera tiene un fuerte sabor sulfuroso, mientras que en las dos restantes es bastante neutro. La sal negra de Okinawa, especial para carnes, alcanza precios altos en la misma isla y su color proviene del carbón activado, por lo que se considera doblemente beneficiosa para el cuerpo.
Ahumada, rosa…
Hay sales de todo tipo, como la ahumada Salish en Washington, la sal rosa de Bolivia o del Himalaya, la sal de Maras, la flor de sal de Madagascar, que se suele vender con especias y aromas… Es más, hay tiendas especializadas en sal. Por ejemplo, en el restaurante bilbaíno Bascook (montado en un antiguo almacén de sal del siglo XIX), en la entrada tienen un gran expositor con diferentes tipos de sales a la venta.
Una de las más cotizadas es la flor de sal, que suele flotar en los estanques cuando se está produciendo la evaporación en los bancales. Hay que recogerla a mano y por eso su precio es más elevado. Además su producción es limitada.