Gibelurdiña

Dos ejemplares de Gibelurdiña, entre la hojarasca [Foto: Diariovasco.com]

Micología

El otoño es época de setas

La Gibelurdiña es la especie más apreciada junto a los Boletus y los Níscalos, que atraen la atención de los aficionados a la micología en estas semanas otoñales

diariovasco.com | 19/10/2012 |

Estamos en época de setas, lo saben bien los aficionados a la micología que, de unas semanas a esta parte, al menos en algunas zonas de Gipuzkoa y Navarra, están llenando sus cestas de los apetitosos ejemplares de las especies más apreciadas en el mundo de la gastronomía. Los Boletus son los más buscados, pero existe, sin embargo, una especie que gusta aún más a muchos seteros. Es la Russula Virescens, más conocida como Gibelurdiña. También recibe otros nombres según el lugar en el que nos encontremos: seta de cura, gorro verde, palometa...

La Gibelurdiña es una especie muy apreciada por los seteros: su carne es firme y bastante gruesa aunque tiene el hándicap de agusanarse con facilidad

Se trata, sin duda, de un excelente comestible, muy buscada por los seteros, sobre todo en la zona cantábrica, aunque se muestra en ocasiones esquiva. La carne es firme y bastante gruesa, de sabor muy parecido a la avellana, dulce. Probablemente se trate de la mejor variedad de las Russulas desde el punto de vista culinario, aunque tiene el hándicap de agusanarse con facilidad. Y mucho cuidado, porque conviene no apresurarse a consumirla. No en vano, muchos tienden a confundirla con la Amanita Phalloides, también conocida como Oronja Verde, que es mortal y tiene anillo y volva, al contrario que la Gibelurdiña.

El color del sombrero es de un tono verde pálido, como resquebrajado, sobre todo cerca del borde, sobre un fondo blanquecino. La carne es blanca y quebradiza, con tendencia a mancharse de ocre, inodora y de sabor delicado. Habita en grupos en los bosques de frondosas, en general, en regiones cálidas y en verano, aunque depende de las zonas. Se considera un excelente comestible.

Níscalos, en los pinares

Otra seta muy apreciada y que pronto brotará en pinares es el níscalo, o Lactarius Deliciosus, uno de los hongos comestibles más buscados por la calidad de su carne y relativa abundancia. Su color es anaranjado y está recubierto de una materia harinosa blancuzca, señalada por zonas concéntricas más oscuras de color pardo rojizo que verdean con el paso del tiempo.

La carne al principio es blanca y luego tira a anaranjado verdoso. Es dura y quebradiza y exuda una "leche" dulce de color naranja vivo que verdea en contacto con el aire. Es común en las zonas húmedas, en los bosques de pinos, durante el verano y otoño. Exhala un perfume afrutado y ofrece un excelente sabor, aunque es mucho más apreciada la variedad "Lactarius sanglifuus" o níscalo de sangre vinosa.