Si cuidamos nuestro menú diario ganaremos autoestima y si además procuramos incorporar alimentos que inducen a producir serotonina, nuestro optimismo crecerá. Para conseguir este estado de ánimo, hay que evitar la alimentación desequilibrada, cuya consecuencia es una falta de nutrientes que conduce a situaciones de irritabilidad, nerviosismo, cansancio, falta de atención y desgana.
La serotonina es una sustancia que produce felicidad y bienestar que nuestro organismo produce por sí mismo, pero que podemos potenciar a través de las comidas que ingerimos para lograr mayores niveles de confort, sobre todo en situaciones bajas.
Para liberarla es esencial el triptófano, un aminoácido que estimula su producción y que nuestro cuerpo no produce, por lo que es recomendable aportarlo a través de productos que contienen altos niveles de este componente.
El queso, la carne magra, el pescado, las legumbres y las nueces son alimentos ideales para nuestro propósito, así como otros productos de origen vegetal como la alfalfa, el brócoli, la coliflor, las endibias, las zanahorias, el apio, las espinacas y los berros. Todos ellos incrementan el nivel de triptófano en nuestra corriente sanguínea que, a su vez, incide directamente en la serotonina ayudándola a liberarse. Las consecuencias son alegría, agilidad mental y entusiasmo, es decir, optimismo.
Resulta engañoso
En este sentido, hay que recordar que la ingesta de dulces y harinas en momentos tristes o depresivos es engañosa, porque responde a la necesidad de generar más serotonina en nuestro organismo. Si se sustituyen estos productos por unos alimentos más sanos que también estimulan su generación evitaremos engordar, con la sensación de frustración que esta consecuencia conlleva.
Una vida activa con ejercicio diario también aumenta nuestra felicidad
Reducir las grasas y la ingesta de sal, tener un desayuno completo, beber agua y optar por la fibra, comer legumbres, arroz, pasta y cinco piezas de fruta al día y consumir más pescado son determinantes para mantener unos altos niveles de bienestar, tan relacionado con nuestras costumbres alimentarias.
Estos niveles se incrementarán si además acompañamos estas prácticas con una vida activa día a día y un poco de ejercicio para mantenernos saludables y felices en nuestro entorno.