línea y estado de ánimo

Para controlar la línea es importante controlar también el estado de ánimo [Foto: diariovasco.com]

Psiconutrición

Nuestro estado de ánimo nos ayuda a mantener la línea

El estado de ánimo es un factor muy influyente a la hora de alimentarnos. Lo demuestra el hecho de que, cuando estamos deprimidos o tristes, recurrimos a la comida para que nos haga sentir mejor.

diariovasco.com | 02/08/2014 |

Corregir estos desequilibrios que pueden influir en nuestra salud o conducirnos a sufrir de sobrepeso es el objeto de la Psiconutrición, disciplina cuya base se encuentra en la regulación de nuestras emociones como vía para llevar una alimentación más saludable y nutritiva.

La relación entre la comida y nuestro bienestar se inicia muy temprano, cuando ya de niños una forma de castigo o recompensa es quitar o proporcionar determinados productos alimentarios. Según vamos creciendo, esta relación se fortalece con hechos como que las celebraciones familiares o de amigos se realizan siempre alrededor de una mesa. Al mismo tiempo, nuestro recurso más habitual cuando estamos eufóricos o, sobre todo, deprimidos, es ingerir determinados productos con altos niveles de azúcar u optar por el chocolate.

En estados de euforia o depresión, se suele optar por ingerir altos niveles de chocolate

Resulta esencial comprender esta relación, es decir, saber que tenemos un hambre físico y otro emocional, para poder poner remedio a este último y evitar así problemas de peso o llevar con éxito una dieta si ya se tienen. Si no se controla esta relación también existe el riesgo de caer en conductas patológicas radicalmente opuestas como son la anorexia o la bulimia, que del mismo modo ponen en el centro la comida, en este caso su no ingesta, para sentirse emocionalmente mejor.

Hambre emocional, no física

Si una persona se encuentra en un proceso de adelgazamiento, la psiconutrición le proveerá de las habilidades psicológicas necesarias para que no ingiera alimentos por hambre emocional, sino que responda únicamente al hambre física sin sufrimiento o ansiedad. Así, se evitarán cafeína, alcohol, chocolate o grasas saturadas porque nos estresan, y se potenciará el consumo de agua, verduras, pescado, frutos secos y fibra porque nos estimulan y propician un estado de buena salud.

En el caso de que nuestro objetivo sea mantener la línea, es importante que la comida no se convierta en el único mecanismo para regular nuestras emociones y que busquemos otras técnicas, como las de distracción, los entrenamientos de relajación o los ejercicios de imaginación que nos ayuden a relajarnos y a no recurrir siempre a picar algo. En definitiva, el control de nuestra mente se convierte en nuestro mejor aliado en la lucha contra el exceso de grasa.