La rúcula es una hortaliza que cada vez está más presente en nuestras cocinas. Las bolsas para ensalada, ésas que mezclan diferentes tipos de lechugas, son cada día más socorridas y entre sus componentes está la rúcula. Lo primero que hay que decir de ella es que su sabor es muy característico, por potente y por tener un toque amargo, por lo que su presencia en cualquier ensalada se nota rápidamente. Además, la rúcula es una hortaliza propiamente mediterránea, tremendamente frecuente en países como Italia o Grecia. Cultivada desde la época de la Antigua Roma, se ha dicho de ella incluso que es afrodisíaca.
Sus propiedades ayudan a luchar algún tipo de cáncer y luchar contra otros
Además de estar presente, como es lógico, en ensaladas, la rúcula es frecuentemente utilizada en sandwiches y, sobre todo, pizzas. Su textura queda especialmente bien después de pasar por el horno y aventaja al resto de hortalizas en este sentido. Su capacidad saciante y su escaso aporte calórico, además, hacen que la rúcula sea la guarnición perfecta durante periodos a dieta.
Y, además de ser rica para nuestro paladar, es también muy beneficiosa para nuestro organismo. Nos aporta betacarotenos, vitamina C, magnesio, calcio, potasio, hierro y mucha fibra, lo que ayuda a eliminar sustancias que pueden ser perjudiciales para nuestro organismo al ser depurativo. El hierro y la vitamina C son tremendamente efectivos contra la anemia, mientras que el calcio es beneficioso para los huesos. Además, también tienen carotenoides, eficaces para evitar las cataratas.
También es alto su contenido en antioxidantes, resultando perfecta para personas con niveles elevados de colesterol: reducen la oxidación de las grasas, evitando que se acumulen en las paredes arteriales.
Contra el cáncer
Además, la rúcula es un alimento indicado en la lucha contra determinados tipos de cáncer. Y es que esta verdura contiene una sustancia conocida como glucosinato, cuyos efectos positivos se han comprobado contra el cáncer de pancreas, de mama y colorrectal. Además, su contenido en vitamina A y flavonoides actúa para evitar el cáncer de pulmón, bucal y de piel. La clorofila, por su parte, protege al hígado contra sustancias cancerígenas.