Hay recetas como la minestrone o la sopa juliana que de repente desaparecen del imaginario colectivo y hay ya varias generaciones que ni han oído hablar de ella ni la han probado. Eso sí, se encuentran en sobres en las estanterías de los supermercados. También se pueden encontrar los ingredientes liofilizados, listos para poner en el caldo.
Una diferencia entre la minestrone y la sopa juliana es el queso parmesano
La minestrone es una sopa que proviene del norte de Italia y tiene como ingrediente principal las verduras de la temporada, al igual que nuestra sopa de verdura. Se le llama juliana cuando buena parte de sus ingredientes están cortados en finos y pequeños bastones.
Y las dos suelen ir acompañadas de otros ingredientes más consistentes como un poco de arroz, de pasta o de sémola. Entra de todo, pero abunda la zanahoria. Junto a ella, puerro, cebollas… Lo que ofrezca el campo en las fechas en las que se prepara.
La sopa juliana puede ser totalmente vegetariana, preparándose en un caldo realizado con vegetales, o en un caldo de carne y contener pequeños pedazos también. La minestrone tiene un componente diferenciador: el queso parmesano, lo que consigue que la sopa sea más espesa, además de llevar unos buenos puñados de arroz o pasta para darle también mayor consistencia.
Es una sopa contundente que en algunos lugares de Italia, como en su zona norte, suele tener también un pie de cerdo, con lo que suele ser bien espesa y nutritiva. Ni el gran cocinero francés Escoffier ni la cocinera española conocida como Marquesa de Parabere presentan recetas de minestrone. Sí lo hace Parabere de la sopa juliana, indicando que se hace con un conjunto de legumbres secas y que la auténtica no lleva patatas.
La sopa juliana antes que la minestrone
La minestrone parece ser que no se solía ofrecer en los restaurantes españoles hace un siglo y por lo tanto no saltó a las casas. El escritor gastronómico Ángel Muro tampoco la recoge, aunque sí la sopa juliana indicando que se podría llamar de hierbas “hay que cortarla en hilos”.
La escritora y gastrónoma Emilia Pardo Bazán no incluye la minestrone en su recetario de cocina, sí la sopa juliana “que suele comerse por aquí, se vende en las tiendas de ultramarinos y consiste en una especie de raspaduras de cartón vegetal muy antipáticas”. Indica también que “la única juliana tolerable es la que se hace con legumbres frescas y no hay estación en que no pueda hacerse”, recomendando que las verduras no se conviertan en una masa.