El menú escolar debe realizarlos un nutricionista y los padres tienen que disponer de ellos para que el resto de las comidas diarias lo complementen. Una alimentación correcta durante la edad escolar permite al niño crecer con salud y tiene que ser objetivo prioritario para familias y educadores ya que cualquier malnutrición puede tener repercusiones a corto y largo plazo.

Además, en la edad infantil es cuando comienzan a instaurarse unos hábitos alimentarios que se mantienen durante toda la vida. La población infantil es un grupo especialmente vulnerable a desequilibrios nutricionales pero también, y esto es lo interesante, es especialmente receptivo a cualquier modificación y educación nutricional.

¿Cómo tiene que ser el menú ideal?

El menú ideal debería ser aquel que cubriera un 30% de las necesidades energéticas de los niños, incluir frutas y verduras, ofrecer alimentos con proteína de origen animal a diario, que la grasa sea saludable y que no aporte más del 35% de la energía y evitar el azúcar, los fritos y el exceso de sal, considerándose que es mejor que se condimente todo en la cocina.

Las verduras, cocidas y frescas, deberían estar presentes en todos los platos del menú escolar, pero no de forma testimonial, sino en preparaciones abundantes y atractivas. Respecto al pescado, no basta con poner al lado del pescado rebozado una rodaja de tomate, un poco de pepino o una hoja de lechuga. Una ensalada debe ser rica, apetecible, bien preparada y conteniendo toda clase de vegetales. Igualmente, la verdura debe estar ampliamente presente en los primeros platos, sean legumbres, pastas o arroz, y en la variedad que admita el plato.

La repetición de platos, el exceso de fritos, grasas saturadas, dulces y alimentos precocinados, errores más habituales en los menús escolares

Las legumbres son una fuente riquísima de hidratos, proteínas y minerales. Admiten muchas preparaciones diferentes, por lo que podrían incluirse a diario, complementadas con otros alimentos.

Menús escolares y errores frecuentes 

Los errores más frecuentes en los menús escolares son la repetición de platos, el exceso de fritos, grasas saturadas, dulces y alimentos precocinados (croquetas, empanadillas).

En cuanto al postre puede ser una pieza de fruta y, como complemento, se puede incluir un lácteo. La fruta fresca no debe ser sustituida por zumos envasados.

El comedor escolar tiene que ser un marco en el que día a día se adquieran unos hábitos alimentarios saludables y se conozcan de forma práctica las normas para una óptima alimentación y nutrición durante toda la vida.