Siempre hemos escuchado a nuestras madres y abuelas que no era bueno comer más de tres huevos a la semana ‘porque tienen mucho colesterol’ y que ‘el pan engorda’. Sin embargo, estos productos, tan presentes en todas las cocinas del mundo y utilizados desde tiempos inmemoriales, no son tan nocivos como los pintan.

Al contrario, los huevos aportan al ser humano gran parte de los nutrientes que necesita para gozar de una buena salud, por lo que su ingesta es altamente recomendable, por supuesto, siempre que no los consumamos en cantidades desorbitadas.

Mitos y realidad sobre los huevos

Todas esas creencias que durante tanto tiempo hemos escuchado, especialmente, de los años 50-60 a esta parte, estas basadas en afirmaciones sin fundamento alguno. En el caso del huevo, que tanto gusta a la mayoría de la gente y que nos sirve para preparar todo tipo de platos, tanto dulces como salados, además de sacarnos de más de un apuro cuando no tenemos nada más en la nevera o nos llega una visita inesperada, hay que destacar que es un alimento rico en proteínas, por lo que, salvo por algún tipo de enfermedad, debe de formar parte de nuestra dieta.

La yema del huevo aporta grasas saludables y sólo 60 calorías. La clara está compuesta por agua (90%), proteínas (ovoalbúmina, la más abundante) y vitaminas. La clara es el único alimento que aporta proteínas sin grasa. Una clara de huevo aporta 17 calorías y 7 gramos de proteína de alto valor biológico.

En cuanto al falso mito de no consumir más de 3 huevos por semana, tras varios estudios se puede afirmar que niños y adultos sin problemas de salud pueden consumir entre 4 y 7 huevos, dependiendo de su constitución. Los mismos estudios demuestran que lo que incide negativamente sobre el colesterol sanguíneo es la relación entre el consumo de grasas saturadas sobre las insaturadas y no el colesterol de la dieta, como erróneamente se creía. Son las grasas saturadas quienes determinan el aumento de colesterol en sangre.

¿Y el pan?

En lo que al pan se refiere, lo que engorda no es tanto el pan, sino lo que acompaña al mismo, puesto que normalmente se utiliza para untar.Por tanto, en caso de una dieta, eso es lo que habría que evitar.